" Vivir na Coruña, que bonito é, andar de parranda e dormir de pé... y yo esto me lo he tomado muy en serio porque soy el único aquí que, con un 58, puede dormir de pie". Fernando Romay Pereiro, Fernanduco de cabeza grande, o fillo do Portaxeiro, el niño de A Gaitera que un agosto de 1984 le hizo un tapón histórico a Michael Jordan... volvió ayer a la "brújula" que recupera su "norte vital" para dar inicio a un mes de celebraciones, con el pregón más elevado, 213 centímetros, de la historia de las fiestas de María Pita.

Unos cuantos pisos más abajo, el alcalde, Xulio Ferreiro, presentó al ex baloncestista, nacido en la ciudad en 1959, como "un hombre que marcó una generación" y que, con su trayectoria, "demostró que no existen imposibles". Tras insistir Romay desde el balcón del Palacio municipal en lo "difícil" que es para él estar en una ciudad de "canijos" y " hobbits", matizó que hay algo que hace "grandes" a los coruñeses independientemente de su estatura. "La capacidad de diversión es inversamente proporcional a vuestro tamaño", concluyó el ex baloncestista. "Me encanta regresar a casa, la verdad es que siempre estoy volviendo, encontrando el camino de regreso, esta ciudad es una brújula que recupera mi norte vital, el equilibrio emocional que necesito, para continuar creciendo", confesó.

"Ser hijo de una trabajadora y un trabajador del Muro", proclamó el pívot, "imprime muchísimo carácter". "Porque gracias a mis padres aprendí tres cosas: trabajar muy duro, vivir como si no hubiera haber un mañana y sentir orgullo de lo mío y de los míos", presumió, para rememorar aquel niño que jugaba en el río Monelos y "robaba la madera de San Juan a los de A Gaiteira de arriba". Tiempos donde la calle era su "campo vital", hasta que llegaba el domingo y se iban a los cines Monelos y Gaiteira a ver el último estreno y "hacer la vida imposible" al acomodador: "no sé por qué pero a mí me pillaba siempre".

Romay alabó la "transformación de un pueblo en ciudad" y, sobre todo, su "magnífica apertura al mar, sin cuarteles ni fábricas, con un paseo que merece ser maravilla del mundo". "Siempre digo a los visitantes que no se queden en el umbral de A Coruña, que no vengan solo a mirar, no se conformen con sentarse a comer y beber, que vengan a sentir y sentirnos", relató, antes de dar por inauguradas las fiestas.

Previamente, Xulio Ferreiro, destacó que el ex olímpico representa "la pluralidad y la riqueza de tener una sociedad diversa, donde las personas son todas ricas en sus propias distinciones", relatando que, hace 33 años, Romay no pudo disfrutar de las fiestas de agosto de su ciudad por su célebre chapa a Air Jordan. "Con este pregonero queremos rendir homenaje a toda esa gente que nos hace mejorar día a día, que nos dice que nada viene marcado de antemano, que no hay techo suficientemente alto ni tapón imposible", aplaudió el regidor, que reconoció también a "todos aquellos grandes deportistas que nacieron o pasaron por aquí".

Al igual que Romay, Ferreiro animó a disfrutar de un mes de fiestas "con sentidiño para que "nada amargue una celebración de la que, indiscutiblemente, merecemos gozar" y en las que los vecinos "no son meros espectadores sino protagonistas". Solo una hora antes del pregón, María Pita fue también escenario de un acto reivindicativo en el que 200 personas de diez corales de la ciudad cantaban La canción del pueblo de Los miserables para reivindicar el derecho de asilo para los refugiados convocados por la ONG Aire.

Todos los Xoel

A las diez y media de la noche se subía al escenario para el primer concierto de las fiestas otro coruñés, Xoel López, que congregó a miles de personas en la plaza [8.000 según fuentes municipales]. Con disco y libro de poemas bajo el brazo, el artista explicó sobre el escenario que, a unas semanas de caerle los cuarenta, le pareció un buen momento para realizar "un viaje al pasado", por diferentes "etapas" desde aquel I'll see you in London "que sonó mucho en el Playa Club" en 2001, cuando se presentaba como Deluxe.

Hombre de ninguna parte, Todo lo que merezcas, El amor no es lo que piensas... y su Tierra, soñando "alcanzar la playa", uno de los momentos más aplaudidos de la noche, al igual que una versión instrumental del himno gallego que acompañó el público y un Que no, que no multitudinario que no podía faltar como traca final.