Experto en la Segunda República y en el franquismo, el profesor de la Universidade de Santiago, Emilio Grandío, se sumerge ahora en la figura del diplomático coruñés Salvador de Madariaga con Compromiso pola democracia: Relato vital de Salvador de Madariaga, que presentará este jueves a las 20.00 horas en el Concello apoyado por el Instituto José Cornide.

- ¿Desconocemos muchos aspectos sobre Madariaga?

-Madariaga es un personaje muy complejo, con muchísimas cosas que todavía hay que rastrear. En una trayectoria casi centenaria y tan activa como la suya, hay perfiles que aun son muy desconocidos. Por ejemplo, sus orígenes.

- ¿Cómo se convirtió en diplomático?

-Fundamentalmente a partir de relaciones. Él estudia ingeniería en París, y cuando vuelve intenta desarrollar su profesión, pero por lo que empieza a destacar no es por eso, sino por dos cuestiones: por entrar en contacto con sectores como la Liga de Educación Política y por su escritura. Desarrolla la faceta periodística y la política, y desde los años 50 hasta el Contubernio de Múnich juega un papel muy importante en la oposición al franquismo.

- Se exilió en Reino Unido, ¿cómo trabajó desde allí contra el régimen?

-A través de su red de influencias. No paró de viajar, y eso se puede observar con la gran suerte que tenemos en A Coruña, el archivo personal con su correspondencia. Prueba que su capacidad relacional a nivel político es muy grande.

- ¿Cuál fue su mayor contribución a la democracia?

-Marcar las pautas. El camino que él elige desde los años 50 para llevar adelante el proceso de transición a la democracia es muy parecido al camino que se realiza a mediados de la década de los 70 en España. Ahí hay un doble juego muy interesante entre oposición y franquismo, en el cual las ideas que proponen de cambio durante los años 50 y 60, son asimiladas por el régimen y utilizadas para llevar adelante el proceso de transición.

- ¿Cómo ayudará a entender nuestra historia el conocimiento sobre la figura de Madariaga?

-La opción de restauración de la democracia parlamentaria que pretendía Madariaga es imprescindible para entender, no solo la oposición política, sino también el desarrollo del franquismo hasta los años 70. Es la imagen del proceso de cambio hacia las sociedades de bienestar en Europa, y un pretexto para hablar de la época.