El músico Dani Nel-lo recupera la figura de los honkers de 40 en su nuevo proyecto en solitario. El LP Los saxofonistas salvajes, un alegato a los ritmos de los intérpretes que revolucionaron con su estilo callejero el panorama musical, sonará este jueves a las 21.30 h. en el Garufa Club, donde presentará sus temas de la mano de Son Estrella Galicia.

- Reivindica a los saxofonistas de los años 40 desde su juventud, pero es este año cuando les ha dedicado un LP, ¿por qué ahora?

-Ha sido el momento. Siempre tienes cosas en el cajón de los proyectos, y he sentido que era el momento de rendir tributo, pero no haciendo revival, porque creo que intentar sonar como un saxofonista de los años 50 no tiene sentido. Lo que es bueno es coger su energía y traerla al siglo XXI.

- ¿Cómo los ha actualizado?

-Ahí estaba el reto. Lo que queríamos era que los temas no fueran una copia de una fotocopia, sino que sonase a nosotros un tema de un señor de hace 50 años. Y creo que lo hemos logrado. Hace mucho que no hacía giras así, porque desde hace 8 años estoy con Los Mambo Jambo, y ahora reivindicar este sonido me hace mucha ilusión.

- Su música con Los Mambo Jambo siempre se han caracterizado por la mezcla de ritmos, ¿conserva ese espíritu el LP?

-Sí, es que bebemos de las mismas fuentes. Yo creo que un músico siempre acaba haciendo el mismo disco de formas distintas, con trajes diferentes. A veces usas uno más elegante, otras uno más exagerado? Musicalmente hacemos eso, pero partimos de las mismas influencias.

- ¿Cómo lo recibe el público?

-Hay camino para ello, la gente no es tonta. No todo ha de ser pop o indie en escenarios enormes de festivales. A la gente le gusta disfrutar de carreteras secundarias, no solo da la gran autopista de la música comercial.

- Sin embargo, definía su LP como "un disco de versiones que nadie conoce, de gente que nadie conoce". Suena arriesgado.

-Sí, pero yo creo que en la música todo es la emoción desde donde tú tocas y grabas. Lo que estoy haciendo es un fuego con una leña muy antigua. Llevo 30 años escuchando a estos héroes anónimos que estaban tocando con Little Richard y Fats Domino y toda una serie de pioneros del rock.

- Usted los reivindica en este álbum, junto al papel del saxofón.

-Es que hay una serie de géneros, como el R&B, el rock o el soul que, sin el saxo, no serían lo mismo. Lo reivindico, y a esa gente que, a finales de los 40, puso la piedra angular para su sonido. Cuando el swing estaba de capa caída por la crisis económica y era difícil mover las orquestas, un montón de solistas que habían estado tocando en estas formaciones empezaron a tocar con grupos más pequeños, buscando un nuevo sonido más acorde a aquella euforia del fin de la II Guerra Mundial. En el saxofón encontraron la primera voz de rebeldía contra el sistema musical establecido. Yo reivindico el sonido de los saxofonistas salvajes, y los llamo así porque muchas veces no quedan inscritos en ningún género en especial, son todo a la vez.

- Su huella fue grande, pero acabaron borrados de la historia.

-Fueron músicos que muchas veces quedaban a la sombra de las grandes estrellas que cantaban por delante. También influyó en los años 60 la invasión británica de The Beatles y los Rolling Stones, que sentaron las pautas de lo que sería el típico grupo de batería, guitarras y bajo. La guitarra eléctrica acabó reinando en el rock and roll y se comió al saxofón, que pasó a tener papeles menos protagónicos. Pero hay cantidad de grupos de soul ahora mismo en España que llevan sección de viento, el ska, el R&B?

- Y ustedes.

-Nosotros nos dedicamos a buscar nuestros propios caminos, y eso es lo que debería exigir a veces el público. No consumir lo primero que les den en las radios, sino buscar su propio rollo, que es lo que nosotros hacemos desde el lado del músico. No nos vamos a lo fácil, hacemos un disco de versiones instrumentales de gente que no conoce ni Cristo [se ríe].

- Hacen un nuevo camino continuando el de los músicos de los 40. ¿Cuál será su aportación cuando baje de los escenarios?

-Me gustaría simplemente que se me identificase con la tradición de estos saxofonistas. Y que cuando salga de una actuación alguien diga: "Hostia, acabo de ver a un saxofonista salvaje".