Los efectos de las tecnologías y las transformaciones que producen en nuestra privacidad y libertad protagonizan el espectáculo de la compañía Kokoharuka, que debutará hoy en el Teatro RosalíaTeatro Rosalía con una pieza multidisciplinar. La dramaturgia, la danza y las proyecciones audiovisuales se unirán a partir de las 20.30 horas sobre las tablas para articular Este es de aire el otro de agua, una obra de corte contemporáneo dirigida y protagonizada por la fundadora de la agrupación, Masako Hattori.

La artista japonesa compartirá escenario con David Loira. El gallego ha sido el encargado de diseñar la coreografía de la obra, que contará con las imágenes de Hattori y los textos del cofundador del colectivo, Octavio Mas. "Son pequeñas historias cotidianas sobre cómo el mundo virtual se ha apoderado del real", explica el autor del espectáculo, diseñador también de la iluminación, que se aventura con la pieza en su primer intento como autor.

El mundo virtual y el físico, para él, son el del aire y el agua, dos denominaciones con las que ha querido reflexionar sobre el vértigo de los avances tecnológicos. Lo hace desde Kokoharuka a través de fragmentos vitales, en los que se contraponen ambas facetas para "denunciar" cómo "cada vez nos estamos haciendo más esclavos" de lo virtual. "Muestro la relación de una pareja que se conoce por un chat y también la relación más orgánica de una mujer que va a clases de canto", cita Mas como ejemplo.

Reforzando el contraste, la voz en off de una máquina recitará pedazos de la parte escrita, que sonará también en boca de los intérpretes. Los artistas reflexionarán sobre "lo que nos ocurre a todos en las redes sociales" y "cómo influye en nuestra identidad" e intimidad como usuarios. "Cualquier cosa que quieras hacer hoy tienes que hacerla a través del mundo virtual, es imposible escapar del móvil e Internet", comenta el cofundador de Kokoharuka, que ha escogido la polémica de lo digital para dar sus primeros pasos como compañía.

La agrupación la integran profesionales de larga trayectoria a nivel internacional, como es el caso de la propia Hattori, que ha dejado la huella de su país natal en el espectáculo. Precisamente en Japón es donde empezó a gestarse este trabajo, por medio de una residencia para la escritura y grabación de material en enero del año pasado. "Tiene mucho de su mundo. La vocación de esta compañía es trabajar aquí y allí", afirma Mas, en referencia al significado del nombre del colectivo, "en este lugar y en un lugar lejano".

La relación de la agrupación con el país nipón ha sido también uno de los motivos que ha ayudado a la compañía a escoger el argumento de su primer trabajo. "El tema surgió porque es algo muy cercano. Cuando íbamos a Japón hace diez años, el mundo virtual avanzaba muy rápido respecto a aquí. Ahora vimos que va rápido en todas partes", explica el iluminador escénico, que no quiere, sin embargo, entrar con su pieza en la "trillada" polémica de las bondades y maldades de la tecnología. "Es positiva y negativa a la vez. Nosotros queremos reflejar lo que está ocurriendo y que el público saque sus conclusiones", añade.

Este es de aire el otro de agua tendrá a partir de hoy una última residencia de tres días en el Rosalía antes de su estreno. La compañía ya está trabajando en un nuevo proyecto, que prevé estrenar a finales de este 2018.