Cuando María Toro se enamoró de la flauta a los ocho años no imaginaba que acabaría recorriendo el mundo con su música a cuestas. "Jamás lo pensé. Empezó como una afición, y se fue convirtiendo en una cosa más seria", explica la artista coruñesa, en pleno fin de gira de su primer disco propio, Contraluz. La última parada de su recorrido será donde comenzó todo, su ciudad natal. La artista regresará a A Coruña esta tarde a las 19.30 horas para hacer sonar sus notas por última vez en Afundación, como parte de un concierto solidario destinado a recaudar fondos para la Asociación de Enfermos de Alzheimer de A Coruña (Afaco).

"Pensaron en mí porque querían hacer algo diferente, instrumental. Y yo acepté muy contenta", dice la artista, que defiende que "hacen falta más asociaciones que ayuden a las familias" de una enfermedad tan "complicada" como el alzhéimer. Su modo de contribuir será la interpretación de sus composiciones, grabadas con grandes nombres del jazz tras todo un laberinto de idas y venidas. "Se fue cociendo a fuego lento. Llevaba mucho tiempo impregnándome de experiencias con artistas diferentes, hasta que un día miras atrás y ves que estás haciendo tu música", recuerda la flautista. En el proceso, Nueva York se convirtió en un punto determinante. Fue en la ciudad estadounidense donde Toro encontró el valor para "desnudarse" con sus propias partituras, que terminaron condensándose en Contraluz. "Fue la plataforma a mi carrera. Me quité los tabúes y me puse a componer en serio", cuenta la música, feliz de volver a tocar en Galicia.

El 11 de junio, la artista volverá a la ciudad para repetir la experiencia. Lo hará en el Jazz Filloa con nuevo trabajo, Araras, en el que sustituye la urbe neoyorquina por los ritmos de Río de Janeiro. "Habrá algunos elementos del jazz brasileño, pero la forma de plasmar la música será la misma", adelanta Toro, que ya pone la vista en su siguiente álbum. "Ya estoy pensando en el tercero. Ese me toca grabarlo aquí".