La Orquesta Joven, dirigida por Pérez Sierra, logró una versión colmada de pasión e intensidad sonora, con la Patética de Chaikovsky. Aquí hemos escuchado al director madrileño en sus primicias y le auguramos la brillante carrera que está realizando. En esta ciudad se reconoce su calidad artística tanto cuando ha dirigido ópera como en conciertos sinfónicos. Su Chaikovsky con la Joven ha sido espectacular; la orquesta le ha respondido en una partitura de extraordinaria dificultad. No diré que todo haya estado perfecto; tal vez con más tiempo se hubiera conseguido un mayor equilibrio entre arcos y vientos, y jerarquizar mejor los planos sonoros; pero lo que ha sido capaz de realizar Pérez Sierra con esta agrupación de muchachos entre 15 y 24 años roza el límite de lo milagroso. Por ello, el acto musical se cerró entre inacabables aclamaciones. Sin embargo, lo que he estimado más ha sido la versión del concierto de Hummel, por la perfección del conjunto, la belleza sonora de orquesta y solista y la coordinación conseguida entre ellos, merced a una excelente labor de concertación del director. Y un descubrimiento -uno más, entre los jóvenes músicos gallegos, muchos de los cuales nutren primerísimas orquestas en toda Europa-: el trompetista lucense, Andrés Álvarez Toirán. La seguridad, la perfección del toque, la belleza del sonido, el impecable fraseo, la utilización de los reguladores del volumen?; todo ello ha puesto el nivel de la obra concertante en alturas más propias de músicos de mayor trayectoria; no de mayor categoría artística. Otro joven músico gallego al que, a sus 24 años, puede augurársele una brillante carrera. ¡Enhorabuena!