Hablan de otros tiempos. De ferias y mercados ya desaparecidos, donde hombres y mujeres se afanaban por conseguir el precio más alto por sus productos, y de fiestas de mundos más rurales, en los que vestirse era armar cada día un puzzle de lana y lino sobre la piel. El calendario, que apenas acariciaba el siglo XX, también era distinto. "En Galicia el traje tradicional dejó de usarse entonces. Los últimos coletazos fueron en Muros, alrededor de 1920", explica José Luis Rodríguez, miembro de la directiva de la Asociación Etnográfica Sete Espadelas. La organización, operativa desde hace dos años, se dedica a resaltar el valor de la indumentaria gallega como pieza histórica. En A Coruña lo hará con un desfile de medio centenar de conjuntos gallegos, que llenarán el teatro Colón hoy desde las 20.30 horas.

Los vestidos, englobados bajo el nombre de Sete varas, un refaixo, serán tanto piezas de gala como de uso cotidiano. En total, se mostrarán 54 trajes de todas partes de Galicia, procedentes de particulares y de la propia asociación, que realiza reproducciones fidedignas de la indumentaria de la época a partir de patrones del Museo do Pobo Galego, colecciones privadas, y grabados y cuadros antiguos. "Se borda todo a mano y los tejidos se traen del mismo sitio del que se traían antes. Los paños de lana, por ejemplo, siguen viniendo de Béjar, en Salamanca, como se hacía hace 150 años", cuenta el organizador del proyecto.

Fabricar los 48 duplicados que se verán en la pasarela, asegura, ha llevado su tiempo. Cerca de seis años han estado cosiendo los integrantes de Sete Espadelas para realizar los conjuntos, que llegan, por persona, a las doce piezas independientes entre faldas, refaixos, zapatos, medias y joyas. Junto a ellas, habrá en el desfile seis conjuntos auténticos. Cedidos para la ocasión, los trajes serán el retrato más real de la Galicia de los siglos XVIII y XIX, que tendrá su muestra más antigua en un vestido datado en 1840. "Son trajes que casi se desintegran. A algunos no les puede dar la luz, o una gota de humedad. Puede ser complicado", dice Rodríguez, que señala la importancia de tener las condiciones ambientales adecuadas para exponer sin daños estos conjuntos.

Quienes los paseen serán los propios propietarios, que rescatan de los armarios de sus antepasados vestidos que antes eran cotidianos y que ahora son reliquias. Durante el desfile, pasarán por la pasarela desde niños de siete meses hasta octogenarios, que recorrerán el escenario y el patio de butacas bajo la descripción de los presentadores. Antes, el grupo de gaiteiros Os de Albures interpretará tres piezas tradicionales, que servirán de antesala a la muestra de la indumentaria. "Va a ser un desfile muy colorido, y muy didáctico", comenta el miembro de Sete Espadelas.

"Un mundo escondido" será lo que descubran los asistentes del espectáculo. La entrada será gratuita para los ciudadanos, cada día más cerca del traje tradicional gracias a las facilidades tecnológicas. "La llegada de Internet favorece el contacto, y saca a la luz muchas piezas que desconocíamos. El traje gallego hoy está en una buena situación, pero nosotros seguimos luchando. Es una pasión", afirma el directivo de la entidad, que hará su próxima parada en Noia. Al municipio coruñés llegará la asociación este 25 de abril, con otro desfile. En él expondrá una veintena de conjuntos, con los que reproduce los vestidos mostrados por los protagonistas de una pintura del Museo del Prado.