Tres décadas después de su proyección en las salas de cine, la historia entre Frances Baby Houseman y Johnny Castle vuelve a vestirse de estreno en la versión teatral de Dirty Dancing. La película, que lleva desde los 80 enamorando a espectadores de todo el mundo, llegará entre el 6 y el 10 de junio a las tablas del Palacio de la Ópera de la mano de la propia autora del filme, Eleanor Bergstein, responsable de la adaptación a los escenarios. Los actores Laura Enrech y Pablo Ceresuela tomarán el relevo de Jennifer Grey y Patrick Swayze en el famoso largometraje, que contará en esta nueva obra con un elenco de más de una veintena de músicos y bailarines dirigidos por Federico Bellone.

"La versión teatral es un homenaje fiel, casi una reproducción fotograma a fotograma de lo que se ve en pantalla", aseguró la pasada mañana Enrech durante la rueda de presentación. En su paso del cine a las tablas, el espectáculo mantendrá no solo la trama, sino también la escenografía de la película original. El hotel Kellerman's, donde Baby se aloja con sus padres, el vestíbulo, el comedor, el jardín y el sótano en el que Jennifer Grey descubría por primera vez el dirty dancing se duplican para este musical, que cambiará de decorados sin una sola bajada de telón. Tres escenarios giratorios serán los encargados de mover los diferentes sets de la pieza, que se servirá también del vestuario para recrear el verano de 1963 en el que Frances y Johnny se encontraban.

Interpretarlos, aseguran los actores, es tanto un honor como un reto. "Patrick Swayze y Jennifer Grey hicieron algo muy especial que queremos honrar, pero no imitar. Tenemos que encontrar nuestra versión", comentó la actriz que da vida a Baby, apuntando que el objetivo final de la obra es rendir homenaje "a esa gente que durante treinta años ha convertido Dirty Dancing en el icono que es hoy". Acercar con otro envoltorio la historia a sus seguidores más acérrimos, esos que continúan viendo el filme en cada una de sus reposiciones en televisión, es otro de los propósitos del espectáculo, cuyo montaje firma su propia autora, Eleanor Bergstein. "Vio que los espectadores veían una y otra vez la película, y consideró que había que dar un paso más allá. Lo que le faltaba al espectáculo era una sensación de cercanía, y eso solo se puede lograr en el teatro", explicó la responsable de Relaciones Externas de la productora Letsgo, Cristina de Póo.

Desde entonces, la adaptación de Dirty Dancing ha recorrido cerca de 25 ciudades. Su debut en Australia hace catorce años marcaba el inicio de un recorrido con destinos como Alemania, Hong Kong, París y Madrid, donde llegó a agotar localidades en varias ocasiones. En el camino, alrededor de medio millón de espectadores disfrutaron del nuevo formato de este clásico, en el que el público se une al elenco para cantar temas tan memorables como Hungry eyes, Hey! Baby y Do you love me?, emblemas de la banda sonora más vendida de la historia del cine. "Se crea una comunión entre los actores y el público, que acaba explotando con el salto de Time of my life", comentó Ceresuela, que asegura que la pirueta es el momento más esperado desde las butacas.

Enrech y él lo realizan empujados por la "energía" de la historia. Dirty Dancing narra el verano en el que la joven Frances Houseman y el instructor de baile Johnny Castle cruzan sus caminos en uno de los hoteles más lujosos de Nueva York, en el que Baby se lanzará al mundo de la danza mientras se desprende de los prejuicios de las clases sociales. "El salto es cuando se libera de ese tema, todo empuja a ese momento final", afirma el actor de la pieza, que se representará el miércoles y jueves a las 20.30 horas, el viernes y sábado a las 18.30 y 22.30 horas y el domingo a las 17.00 horas. Para verla, ya pueden adquirirse las entradas, a la venta en Ataquilla, las sedes de Afundación y el Palacio de la Ópera por un precio a partir de los 31 euros.