Son pensionistas, estudiantes y trabajadores con ocupaciones que distan mucho de la interpretación, pero que han acabado subidos a un escenario profesional gracias al Grupo de teatro del centro Ágora. La formación, dirigida por Víctor Díaz Barús, llevará este viernes su tradicional representación con actores aficionados a las tablas del espacio sociocultural, en el que afrontará uno de los mayores retos de su historia como agrupación. Apostasía, una adaptación firmada por Barús, es el título de la pieza que recreará el elenco a partir de las 20.00 horas, y que repetirá el 9 de junio a la misma hora de nuevo en el Ágora.

Para la obra de este año, el grupo ha contado con una treintena de personas. Novatos y veteranos de otras ediciones se reparten los papeles en este montaje teatral ambientado a finales del siglo XVI, en el que los intérpretes forman equipo para sacar adelante una obra especialmente laboriosa. "De todas las que hemos hecho, para mí es la más difícil. Tiene mucho texto, y varias escenas complicadas de hilar", explica el director, que asegura que su trabajo en estos obstáculos ha hecho de su adaptación una pieza "prácticamente nueva".

Su música "impactante" y el modo en el que se desarrolla la historia -un recorrido por Extremadura protagonizado por la Guerra de Flandes y la Inquisición- son algunos de los aspectos más destacados de la pieza. El director escogió el texto por la trama, pero también por la oportunidad que suponía un elenco tan extenso para los actores amateur. "Veníamos de Divinas palabras, que también es complicada y tiene un gran número de actores. Hay que mirar obra clásica, porque los autores de hoy no escriben para muchos personajes", cuenta Barús, seguro de que Apostasía Apostasíagustará tanto o más que la representación del vilanovés.

El espectáculo, apunta, ha quedado este año muy perfilado. Los personajes se ajustan con soltura al elenco elegido, que tuvo que pasar por unas pruebas bastante reñidas para poder estar sobre el escenario esta edición. "Fue complicado. Hubo que probar a mucha gente, pero la base de una buena obra es un buen casting", dice Barús, orgulloso de que su grupo teatral se convierta para sus participantes en un puente hacia otras oportunidades.

Fariña, Libro de familia u O lapis do carpinteiro son varias de las producciones en las que han terminado algunos de los más de 200 artistas que han pasado hasta ahora por el Grupo de teatro del centro Ágora. Su director intenta inculcar a los intérpretes que se unen a él la pasión por las artes escénicas, así como prepararlos para que sean capaces de afrontar por su cuenta una pieza dramática. "Se trata de que la gente pruebe el teatro, que sepa estudiar una obra y actuar. No es un taller teatral, pero vamos enseñando los detalles", cuenta Barús, que celebra la duración del proyecto.

La iniciativa nació hace ya 8 años, a modo de acto en los centros cívicos de la ciudad. Pronto, su éxito exigió de él unas mayores dimensiones, y un recinto más adaptado en el que llevarlo a cabo, como el centro Ágora. "Gustó mucho, y ahora ya hay un seguimiento. El año pasado, reunimos a unas 900 personas en dos días", explica el director, que destaca como punto positivo del proyecto que se trate de una iniciativa "abierta a todos". Los que participaron en las pruebas de este año, pero se quedaron fuera, podrán volver a intentarlo en el 2019. Barús no quiere desvelar sus cartas, pero prepara ya su próximo montaje, en el que volverá a apostar por los clásicos con una mirada especial hacia el protagonismo de la mujer.