Volare, Mía o Será porque te amo. Son algunas de las canciones que reinventa Sergio Dalma en su Vía Dalma III, el tercer disco de su trilogía sobre clásicos italianos. El cantante, que se convertía él mismo en clásico con temas como Bailar pegados o Esa chica es mía, estará esta noche desde las 21.00 horas en el Palacio de la Ópera, al que acude mientras se prepara para cumplir las tres décadas sobre escena.

- Tercer y último disco de Vía Dalma ? ¿Algún tema que lamenta dejar fuera del homenaje?

-¡Hay muchos temas que se han quedado, y de muchos artistas! Evidentemente, hay repertorio para hacer muchos Vía Dalma, incluso algunas canciones que he probado y que han quedado descartadas, porque no quedaban bien en mi voz. Lo que pretendía con los tres Vía Dalma era recuperar aquellas canciones, pero manteniendo mi personalidad. Que no sonaran a karaoke, sobre todo.

-Se lo pensó mucho antes de incluir Volare .

-Sí, tanto esa como Yo que no vivo sin ti. Son dos canciones que me daban un poco más de temor. Quizá también se alejaban de mi estilo. Me atreví porque con su trabajo el productor, Claudio Guidetti, le dio ese punto de swing que para mí fue muy novedoso, y al probarla me sentí cómodo.

-La música italiana la descubrió gracias a sus padres. ¿Qué es lo que le enganchó, siendo tan joven, de estos artistas?

-Yo creo que sus voces. Se diferenciaban mucho de a lo que yo podía estar acostumbrado. Eran voces muy rotas, que empezaban muy graves, iban cambiando de tono y acababan en agudo. Esa forma de expresar me llamaba mucho la atención. Evidentemente, las melodías también. Son melodías que han perdurado, y que siempre han estado en la memoria de la gente.

-Como alguno de sus temas. Usted también se ha convertido en un clásico.

-[Se ríe] ¡Eso iba a decir yo! Creo que he conseguido algo que nunca hubiera podido imaginar cuando empezaba a los 16 años cantando en orquestas. Que algún día grabaría un disco y que llegaría, siendo un cantante profesional con 18 discos en mi carrera, a convertirme en un clásico. Es una etiqueta que tiene un peso, y un valor.

-Canciones como Esa chica es mía o Bailar pegados ? ¿Olían ya a clásico al principio?

-No. Es que yo creo que cuando tú recibes una canción, de entrada, te tiene que gustar a ti. Después piensas que ojalá le guste al público, pero nunca que ocurrirá con el paso de los años lo que ha pasado con algunas de mis canciones.

-Contaba en alguna ocasión que Esa chica es mía la rechazaron muchas discográficas. Eso tuvo que desalentar.

-La maqueta donde estaba Esa chica es mía la presenté en su día a muchas compañías y no les interesó. También creo que en aquella época era muy complicado el mundo de los solistas, estábamos viviendo una época más de bandas. Al final hubo una compañía pequeña, dedicada al flamenco, que hizo su primer experimento pop conmigo. Tuve esa suerte, pero al principio fue un poco complicado.

-Más tarde vino ese Bailar pegados , otro gran éxito. Y de alguien que se declara un patoso en la pista.

-[Risas] Yo siempre digo que era de aquellos que esperaba apoyado en la barra a que sonara esa canción, el bailar pegados de turno, para salir a bailar con la chica, aunque fuera un poco patoso. Se me daba bien el bailar pegados, porque en lo otro era bastante malo.

-Y ahora que hay tantos rifirrafes políticos en el mundo, ¿a quién de la política actual haría usted bailar pegados?

-¡Imagínate! No quieren dialogar? ¡cómo para que bailen! [Se ríe]. Siempre se dice que la música amansa a las fieras, y ojalá que con ella pudiésemos conseguir un mínimo de armonía. Porque, al final, lo que tú buscas es que tus políticos te hagan una vida más armónica, pero son sordos, no escuchan el diálogo. Con lo que se está viendo, no sé si el Bailar pegados conseguiría algo [risas].

-Este tema es un ejemplo de todas esas veces que le ha cantado al amor. ¿A usted el amor le ha dado más alegrías o penas?

-La gente tiende a enamorarse, pero al final el amor es jodido. Nos empeñamos en seguir enamorándonos, nos gusta porque es algo que no se planifica, y porque cuando uno está enamorado, es capaz de hacer muchas burradas. Yo, con 54 años que voy a cumplir, prefiero tener un amor sano, y lógicamente creer más en el amor que en el desamor.

-Pero sonaba desencantado. "El amor para toda la vida en las canciones queda bonito, pero la realidad es otra", decía.

-Es que es así. En las canciones se juega mucho con la fantasía, y eso nos puede gustar, porque la música siempre permite esas licencias. Pero luego la vida real es totalmente distinta. No es que esté desencantado, porque canto estas canciones, pero no al pie de la letra. Igual es que estoy más desencantado del ser humano, igual es que he dejado de creer en él.

-El año que viene cumplirá tres décadas de carrera profesional. ¿Lo celebrará?

-Sí, claro. Yo creo que todo esto son cifras con peso. Además, yo creo que estoy en un momento de mi vida que me gusta porque estoy valorando cosas que antes pasaban desapercibidas. Cosas pequeñas, que realmente me alegran un montón. Y celebrar estos 54 años, 30 años de carrera? La cuestión es celebrar. Yo creo que estoy en un momento en el que estoy más arrugado que nunca por sonreír.