Más de 20 años lleva Philip Hoffman desarrollando su Film Farm on the Road, un campamento para cineastas en el que trabaja los procesos del cine artesanal. El canadiense, conocido por sus filmes creados a partir de archivos autobiográficos, imparte desde mañana en la Nautilus una versión reducida de su taller, en el que enseñará hasta el viernes su filosofía de rodaje y revelado con materiales ecológicos como parte del (S8) Mostra de Cinema Periférico.

- Tras más de tres décadas filmando, ¿qué es el cine para Philip Hoffman?

-Para mí el cine es una herramienta para descubrir algo más sobre el mundo y sobre mí. Recojo imágenes sin pensar por qué, de forma intuitiva, y siempre hay algo entre lo que consigo que me lleva a lo que va a ser la película.

-En el (S8) se ha repasado su carrera, desde su primer trabajo, On the Pond , hasta uno de las más recientes, Vulture . ¿Ha cambiado su modo de entender el cine documental de un tiempo a esta parte?

-Mi cine ha cambiado en términos estéticos. Creo que mis primeras películas utilizaban una narrativa mucho más directa. On the Pond, Passing Through, ?O, Zoo!? Eran de algún modo documentales más personales. Pero en Vulture, y en la película Expo 67 -que pasó por aquí el año pasado- lo que he querido es experimentar más con la forma. Buscaba encontrar una mirada más única, sobre todo en los términos de cómo procesaba el material.

-Se ha aficionado ahora al revelado con materiales ecológicos.

-Sí. En Vulture, los colores y las ralladuras del material están provocadas por este tipo de revelado a través de las flores. Y en Expo 67, en la que uso found footage de la época, también estaba trabajando otro tipo de procesos fotoquímicos. Mi objetivo era cambiar la imagen de este evento tan famoso de la historia de Canadá, que todavía hoy se sigue recordando, y crear otro tipo de recuerdos. Así que creo que lo que ha cambiado es mi interés en usar celuloide, y en pensar cómo puedo seguir utilizándolo en el tiempo de la proliferación digital.

-Lo que no cambia es su conexión personal con los filmes. ¿Cómo comenzó a emplear sus propia historia como material?

-Empezó por un reto de mi profesor, que decía que, para aprender a hacer una película sobre el mundo, antes necesitas hacer una que te mire a ti mismo. On the Pond fue el primer filme que realicé de esta manera personal. Lo que hice una especie de evento cinematográfico, en el que mis familiares escogían imágenes que les ponía y las comentaban. Luego, escogí las partes que pensé que podían funcionar.

-Sus viajes en The Road Ended at the Beach , la caída de la planta de procesado de su familia en Slaughterhouse ? ¿Nunca ha sentido la necesidad de contar historias que le sean ajenas?

-Incluso un director que está haciendo un filme que no es personal se está reflejando a sí mismo. Las conexiones personales y la situación política y social están en todas las películas que se hacen. En mi trabajo hago lo mismo, pero más directamente, sin esconder nada.

-¿Es más honesto reconstruir la memoria global a partir de la propia?

-Es bueno, creo, para un cineasta, centrarse en las historias pequeñas, porque estás entendiendo quién eres dentro del contexto. Yo trato todo tipo de problemas en mis filmes, como los de los indígenas de Canadá. Todas las preocupaciones sociales están en tu vida, la tocan de alguna manera. El mío es otro modo de mirar hacia ellas.

-Su filosofía la enseña en su famoso Film Farm on the Road. Ahora lo trae a la ciudad.

-Pensé que era una buena experiencia para los cineastas. Estar dentro del proceso debería ser la cosa más importante. De otro modo, estás pensando: "¿Cuándo llegará mi película a este festival?, ¿Cómo debo hacer el marketing?". Te empiezas a olvidar del motivo por el que estás haciendo cine, que es explorar. Intentamos que la Film Farm sea un lugar para que la gente descubra eso. Lo hacemos en el campo, así que estás alejado de todo. Es como irse a un retiro en el que concentrarte en ti y en tu trabajo.

-¿Cómo va a trasladar eso a la ciudad?

-Voy a intentar plantar la semilla para que la gente que quiere hacer películas aprenda a conocer los motivos y que, a veces, el mundo puede ser un compañero en el rodaje de la película. Si tienes un error y piensas que todo ha ido mal, mira un poco más cerca. A lo mejor es un regalo. Eso es lo que intento enseñar, y eso puede trasladarse a cualquier sitio.

-Defendía hace poco los beneficios de que el cine experimental y el convencional se toquen. ¿En qué punto está ese contacto hoy ?

-Hoy están muy separados. Algunos directores están muy interesados en experimentar, pero no encuentran ningún espacio en el que encontrarse con los cineastas experimentales.

-¿Usted los tenía?

-Sí. A principios de los 80, teníamos conferencias donde el cine comercial y el experimental podían discutir. Había una conversación, y era muy beneficioso para la cultura cinematográfica. Hoy estamos en diferentes lugares. Han hecho un festival propio para el cine experimental y otro para el comercial. Y eso no es sano. Son diferentes propuestas, pero deberían hablar.