Las pinturas más conocidas de la historia del arte salen esta semana de sus marcos para reinventarse en el escenario del teatro Colón, donde se convertirán en coreografía de la mano del Conservatorio Profesional de Danza. El centro, que celebra mañana y el jueves su tradicional gala de fin de curso, dará vida desde las 20.30 horas a populares escenas de la pintura como parte de su Museo, en el que participarán más de un centenar de alumnos desde primero de elemental hasta sexto de profesional.

El epicentro del espectáculo será la visita a un centro museístico. Guiados por los bailarines, los espectadores podrán disfrutar de toda una selección de cuadros, que se irán materializando a través de los pasos originales diseñados por el propio conservatorio. La Gioconda, de Da Vinci, y La joven de la perla, de Vermeer, serán algunas de las escenas que el público reconocerá en la gala, y que se volverán realidad por medio de la danza clásica, la contemporánea y el baile gallego. "Los cuadros van cobrando vida, es un espectáculo muy bonito", asegura el director del conservatorio, Luciano Gómez, que sitúa el origen de la pieza en el profesorado.

El año pasado, el centro apostaba por el París del siglo XX con O café da estación, una obra inspirada en la Gaîté Parisienne de Leonide Massine. Para cerrar este curso, sin embargo, el conservatorio se ha declinado por una producción propia de 19 números, en la que el alumnado lleva trabajando desde el mes de enero. Las coreografías del Museo, cuenta el director, son "muy especiales", pero exigen también un gran esfuerzo. Sus ejecutantes se enfrentan con ellas a un espectáculo "complicado", que alcanza su máximo apogeo en Las musas de las artes, la pieza diseñada por Gómez. " Las musas de las artes la hacen los alumnos más avanzados, porque entraña muchísima dificultad técnica y mucha rapidez", explica el responsable, que asegura que la originalidad de la obra aumenta el nivel de dificultad. "Al elaborarlo desde cero no te basas en nada. Eso lo hace más complicado", añade.

Los retos son claros, pero los alumnos no los afrontarán solos. Sobre el escenario, les acompañará la música de compositores como Ludwig Minkus, Dmitri Shostakóvich y Armand Amar, así como una serie de proyecciones de los cuadros que integran la columna vertebral del espectáculo. Del mismo recurso audiovisual se valía ya el conservatorio en piezas anteriores, como la que realizaba hace tres años sobre Peter Pan. Museo, no obstante, es la primera en la que el centro cruza sus pasos con la rama de la pintura, una vertiente que ha sido una ayuda inestimable a la hora de acometer el diseño coreográfico. "Ver arte siempre nutre. Sus imágenes nos inspiraron mucho en las coreografías", afirma Gómez, convencido de que, a pesar de su juventud, el alumnado estará "a la altura" de los bailes de la gala.

Con ella, el Conservatorio Profesional de Danza pondrá el broche a su temporada 2017-2018, y a los progresos que sus estudiantes han alcanzado durante este último curso. Para cerrar el que viene, las ideas ya han comenzando a surgir entre el profesorado, que no descarta volver a fusionar sus coreografías con otras ramas del arte. "Estamos empezando a pensarlo, aunque todavía no está nada concretado. Pero creo que será otra producción propia", concluye el director.