El humor le venía a Miguel Ángel López de lejos, desde su época de estudiante en los Salesianos. "Yo era de esos alumnos que hacían chistes en clase. Ahora, como profesor, puedo permitírmelo. Hay impunidad", recuerda entre risas este maestro de Infantil de un colegio de A Coruña. Sin más pistas, su nombre no dice apenas nada. La situación cambia, sin embargo, cuando se menciona su apodo, El Hematocrítico, un pseudónimo bajo el que le siguen en redes más de 100.000 personas. "Comencé en el 2005, en plena fiebre de los blogs. Pensé que había cosas que a mí también me gustaría contar", explica López, especialmente famoso por sus ocurrentes pies de foto sobre los cuadros de la historia del arte.

Hoy, el profesor combina su carrera y su actividad online con varios proyectos literarios para los más pequeños. Uno de los últimos, su Cuadernito de Escritura Divertida, lo traerá este sábado a la librería Moito Conto, donde ofrecerá desde las 12.00 horas un taller para niños a partir de 6 años. "El Cuadernito es una herramienta que ofrece actividades para escribir que sean divertidas, y no la típica redacción rollo que te ponen en el colegio. Por mi experiencia, si le das un giro a las cosas, obtienes mejores resultados", asegura el maestro, que propone en sus páginas todo tipo de ejercicios disparatados.

Diseñar la carta de un "restaurante asqueroso" y pensar los títulos que formarían parte de una "colección de libros absurdos" son algunas de los favoritos de quienes se atreven con el Cuadernito, en el que se encuentran retos como la redacción de una carta prescindiendo de la letra "a". El origen de estos ejercicios se gestaba hace unos años en la propia aula de López, que los ponía a prueba con sus estudiantes cuando ocupaba el puesto de tutor en tercero de Primaria. "Había un grupo de niños que, cuando terminaba las tareas, me pedía más cosas que hacer. Como no quería adelantarles el contenido curricular, diseñaba este tipo de actividades", dice El Hematocrítico, que apuesta por los beneficios de crear un hueco para el humor en la dinámica educativa.

Cuenta Miguel Ángel López que, además de despertar la creatividad, incorporar este tipo de actividades a la rutina lectiva ayuda a fijar los conocimientos en la mente de los niños. "Cuando te reencuentras después de años con un alumno de clase, te das cuenta del poder del humor para ligar las cosas a la memoria. El recuerdo que tengo yo de mi colegio no es el de estar haciendo dictados constantemente, aunque probablemente fuera la realidad", indica el escritor, que asegura que la educación "ha cambiado mucho" desde su época escolar.

A día de hoy, " chapar y hacer exámenes se ha quedado muy obsoleto". En su centro, El Hematocrítico le da "un vuelco" a la enseñanza, y la basa en líneas "innovadoras que demuestran las posibilidades que tiene educar". "Hacemos cosas diferentes. Trabajo cooperativo, aprendizaje por proyectos...", enumera el profesor, que reconoce que "seguramente" habría sido más constante en su pasión por la escritura si alguien le hubiese ofrecido un Cuadernito en su niñez.

En la infancia, López ya apuntaba maneras de autor y se sumergía con dedicación en sus redacciones. "Tenía un profesor que veía que me gustaba mucho escribir, y me encargaba cosas como obras de teatro. Eso me motivó mucho", recuerda el maestro, al que la adolescencia hizo olvidar la pluma. La recuperó de nuevo muchos años después, a raíz de una visita al Louvre. Allí nació El Hematocrítico de Arte, uno de las actividades más populares del escritor. "Me encontré con tres o cuatro cuadros que me inspiraron, y ya le dije a mi mujer que tenía la idea para un blog", cuenta López, que se percató, con su incursión online, de "lo mucho" que en realidad le "gustaba escribir".

Desde entonces, son ya varios los libros que lleva publicados. Este año, el autor lanzaba la obra para adultos Los cinco superdetectives, así como el relato infantil El lobo con botas. Su lista para los más pequeños se agrandaba también con este Cuadernito, el proyecto que más orgullo le inspira. "Es donde se juntaron mi faceta como maestro y como humorista", dice López, que planea ampliar la serie con nuevos ejercicios, y una meta clara: "Si un niño consigue librarse de la tortura de los cuadernos de verano con un Cuadernito... Daría mi trabajo por hecho", concluye el autor.