Cuando Carmen Abizanda se enteró de que tenía cáncer, su reacción fue buscar consuelo en la literatura. "Ese año escribí mucha poesía, porque leí mucha. La poesía es la palabra en estado puro", cuenta la actriz, que trasladó el poso de aquella poética a su nueva novela, A solas conmigo. El relato, una mezcla de ficción y realidad de la experiencia de la autora con la enfermedad, lo presentará este viernes a las 19.30 horas en la librería Formatos, donde estará acompañada por el actor Manuel Lourenzo y el director del servicio de psiquiatría del hospital de Oza, Manuel Serrano.

- ¿Ayudan las palabras en una situación así?

-Las palabras son algo esencial. Organizan la vida y el pensamiento, y pueden ayudarnos a comunicarnos los unos con los otros y a vivir mejor. Yo escribo desde hace mucho tiempo, sobre todo teatro. Y siempre he tenido una relación con la palabra bastante poética. Por eso busqué una manera también poética de ver mi enfermedad, porque era la única forma de poder vivirla sin demasiado dolor. La primera parte del texto la fui escribiendo a medida que me iban dando la sesión de quimioterapia. Iba inventando, creando personajes? Pero de un modo positivo y amable, porque para mí era la única manera de sobrevivir a estos tratamientos, que son duros.

-¿Cómo dio el paso de contar la experiencia?

-Iba en el tren, llevaba el ordenador, y sentí la necesidad de contarle a alguien lo que me estaba pasando. Como no quería ser una persona que estuviese constantemente quejándose, intenté contar a través de esas palabras literarias mi realidad. Fue casi una necesidad, casi terapéutico. Me sirvió para exorcizar el dolor, el sufrimiento, y sobre todo la incertidumbre, que es consustancial a los enfermos de cáncer. Los médicos te dicen que te vas a curar, pero nadie te lo puede decir al 100%. Cada prueba es un miedo.

-¿Quería visibilizar, acompañar a otros que estaban pasando el proceso?

-Yo no escribí este texto para ayudar a nadie. Ahora, me alegro mucho de que pueda hacerlo. Si yo pudiera devolver ese amor que me han dado, y aliviar con mis palabras a alguien que está sufriendo por una enfermedad, me sentiría muy orgullosa. Pero creo que se me queda grande. Seguramente no pueda, y no lo escribí con esa intención. Lo hice con una más egoísta, la de crear un texto y vivir esta situación de una manera más positiva para mí.

-Dice en el libro que la enfermedad fue un proceso de autodescubrimiento.

-Sí. Yo creo que todas las cosas fuertes que te pasan en la vida, como la enfermedad, te sirven para entender muchas cosas de ti misma, de la realidad y de los otros. A mí me ha servido para relativizarlo todo un poco. Al final, el mal al que se enfrentan todos los seres humanos es la muerte. Esa es la verdadera pregunta en la vida del ser humano. El resto de las cosas, si uno lo piensa bien, son menores. A mí la enfermedad me ha enseñado muchas cosas.

-¿Como qué?

-Como estar mejor a solas. Me ha enseñado a apreciar más mi soledad, y a pensar que uno al final tiene que ser el mejor amigo de sí mismo. A veces, en la vida nos llenan de cosas que nos impiden ser felices, exigencias? Yo creo que todos los seres humanos tenemos que aprender a vivir con nuestra soledad y a conocernos y a entendernos.

-Define en el libro el cáncer como una "batalla". Muchos dicen que hay que acabar con esa idea de la enfermedad como lucha.

-Lucha puede ser la palabra. Pero no como algo que te causa dolor, sino lucha entendida desde la alegría. Ya sé que es una enfermedad, que uno sufre, que le duelen los pinchazos en los brazos y se marea? Pero a veces hay que afrontar la vida desde la levedad, aunque sea terrible. A mí, cuando me enteré, se me cayó el mundo. Me puse a llorar como una loca, porque la gente te cuenta cosas terribles. Pero mi oncóloga siempre me recibía con una sonrisa. Hay que tratar de encarar las cosas con optimismo, el que pueda cada uno, y apoyarte en la gente que te quiere.

-¿Y después de este A solas conmigo ? ¿Seguirá escribiendo?

-Sí. Tengo una obra teatral con la que estoy muy contenta y que saldrá en diciembre con Ediciones Invasoras. También estoy escribiendo un monólogo. Aquí en el teatro trabajamos mucho, y hablamos mucho de las cosas. Trabajamos en equipo, y eso también hay que reivindicarlo.