Hay vidas que merecen ser contadas. Momentos que ocurren cada día, en una realidad que muchos desconocen pero que no por ello deja de existir. Sus protagonistas, personas con diversidad funcional, no suelen ser los escogidos para las grandes ficciones comerciales. Si lo son, sin embargo, para La Quintana Teatro, que convierte los retazos de su cotidianidad en el centro de Desde lo invisible. "Es una tragicomedia con la que intentamos derrumbar barreras. Lo que hace que se creen guetos en la sociedad es el desconocimiento y los prejuicios", explica una de las autoras de la obra, la actriz Victoria Teijeiro.

Esta tarde, a partir de las 20.30 horas, la intérprete saldrá al escenario del Centro Ágora para dar vida junto a su equipo a algunas de las situaciones que pueblan el mundo de la discapacidad intelectual. Lo hará con la obra con la que la compañía iniciaba su camino hace 12 años, después de un proceso de investigación en el que sus miembros se armaron de experiencias dentro de la Fundación Ande de Madrid. "Íbamos una vez a la semana, y fruto de esas vivencias hicimos la dramaturgia", cuenta Teijeiro sobre la pieza, que se hacía en el 2008 con el Premio MAX al espectáculo revelación.

Merecedor del galardón le hizo su enfoque, así como todos los prismas representados en él. Las dudas de una mujer que se enfrenta en su embarazo a la posibilidad de que su hijo tenga diversidad funcional sirve de punto de partida para el resto de las tramas, que se entrelazan unas con otras en un mosaico de personajes que hablan de su futuro, su presente, o el simple inicio de su carrera laboral. "Tratamos de acercarnos a todas las visiones: una madre, una pareja, alguien que lo ve desde fuera y la persona que lo vive. Queríamos que tuviera muchas caras, como la vida", explica la actriz, que apostó por la diversidad de miradas para salvar el obstáculo del tono de la pieza.

Con Desde lo invisible, La Quintana Teatro no quería "caer en lo lastimero", una salida habitual cuando se abarca el tema de la diversidad funcional. La perspectiva escogida para narrar la historia fue una de las mayores dificultades de la pieza, que igual provoca la carcajada como "te congela la risa" en la boca. "Hay momentos en los que te deja helada, pero también te descubre mucha verdad y humanidad, aunque sin moralismos. No queríamos juzgar", dice Teijeiro.

La tarea se la deja la compañía al espectador, para el que se abre una ventana a una realidad con la que encontrará más semejanzas que diferencias. Entre una persona con y sin diversidad funcional, apunta la intérprete, no hay más barreras que las que uno puede llegar a imaginarse, empujado muchas veces por la desinformación. "Cuando te formas te das cuenta de que al final a todos nos importan y nos emocionan las mismas cosas. Tenemos nuestras particularidades, pero todos queremos ser queridos", afirma Teijeiro, que ve en el teatro una buena vía para "acercar posturas".

La artista lleva esa idea un paso más allá con La Quinta del Arte. La asociación, que montaba a raíz de la compañía, "establece redes" entre personas con y sin diversidad funcional, a través de la realización de talleres de interpretación. El resultado de uno de ellos, Despertares, subirá también a escena esta tarde en el Ágora, donde lo interpretarán 18 alumnos a partir de las 19.30 horas. "Hacemos las dos obras juntas para darle un marco profesional a los talleres. Cuando hay personas con discapacidad, se mira la pieza con ojos compasivos y acaban viniendo solo las familias", lamenta la actriz, que se muestra positiva, sin embargo, frente al teatro inclusivo. "Yo soy optimista. Si trabajamos, haremos una sociedad mejor".