La reflexión sobre la realidad y la apariencia, y el retrato de la figura femenina son los puentes sobre los que se construye Dos expresiones, la muestra que mantienen en Afundación del escultor Antonio Souto y la pintora María Luisa Rojo-Novais. Su imaginario artístico, cercano en expresividad y temática, se fusionan en su última exposición a través de más de 40 piezas, que reflejan sobre el lienzo mujeres y abstracciones; así como caminantes, maternidades y engaños visuales realizados a partir de tubos de metal. La exposición podrá visitarse hasta el 1 de septiembre en el número 8 del Cantón Grande, donde se invitará a cavilar, arte de por medio, acerca de la vida, la mutabilidad de las fachadas y las máscaras con las que nos ocultamos.

"La obra de Antonio conjuga muy bien con la mía. Yo tengo un estilo con mucha fuerza, y sus piezas también son muy expresivas", señala Novais, principal responsable de la explosión de color de la sala. De la mano de su habitual paleta, llena de naranjas, violetas, verdes y amarillos, la coruñesa da vida de nuevo a una de las mayores protagonistas de su trayectoria, la mujer, que retrata pescando, tocando el violín o incluso soñando. "La mujer siempre es un tema recurrente, porque para mí representa el todo. Es la que te da la vida", explica la pintora, que incluye también abstracciones y alguna veneciana.

Lo hace combinando estilos, incluso uno que ha acuñado con su propio apellido, el "Novaísmo". "Lo llamo así a cuando combino surrealismo, cubismo, abstracción o expresionismo. Es una mezcla de todos", apunta la autora sobre su técnica, que se reduce a una en el caso de Souto. El arquitecto opta también por la abstracción en alguna de sus piezas, pero siempre desde el estilo conocido como hierro oxidado. El metal se deforma bajo sus manos para desenterrar naúfragos, caminantes y mujeres, además de obras bicéfalas, como la "doble visión" de una cabeza y una silueta femenina que esconde en su pieza de mayor formato.

En el material con las que las construye, el artista encuentra analogías con el ser humano. "El tubo tiene cierta semejanza con una persona, porque somos una piel que encierra algo. A veces, ese algo es un vacío como el del tubo, que hay que rellenar para que sea soportable", comenta Souto, al que le interesa ver "cómo un objeto con una apariencia puede llegar a tener otras".

Su filosofía de que "las cosas no son lo que parecen", la traslada Novais a su retrato del carnaval veneciano, en el que grupos de personas se arman con antifaces a modo de "liberación". "Es la máscara de la vida, todo el mundo esconde y calla", apunta la artista, que retrata casi siempre a sus mujeres de espaldas o de perfil. El motivo no es otro que la reivindicación, la denuncia de una desigualdad de género que alcanza también al mundo del arte. "Están así porque siempre nos quedamos en segundo plano. Yo lo he vivido como artista. Se reconoce siempre más el arte masculino que el femenino", asegura la coruñesa, que repetirá de nuevo junto a Souto en septiembre, con una exposición en Santiago. La de Afundación puede verse desde el 3 de agosto, de lunes a viernes de 17.00 a 21.00 h., de 12.00 a 14.00 y de 17.00 a 21.00 h. los festivos y los sábados.