El artista multifaceta Benja Villegas presentará el miércoles a las 19.00 horas en la librería Berbiriana (Santiago, 7) su libro ELPASO, a punk story. No es solo un libro, es un recorrido vital por el fracaso musical en Texas. Que no está tan lejos de Ripollet.

- ¿Cómo surge el libro?

-En las presentaciones de mi primer libro, de relatos, en 2014, mi editorial, Bandaaparte, me propuso que si hacía un libro-disco me lo publicaría y ahí surge una idea de hacer relato largo que tenga un disco relacionado.

- ¿A nivel personal?

-Era un ejemplo, pero quise estrujar un poco más la idea y que el disco, en vez de ser la banda sonora, fuera algo paralelo al relato. Se me ocurrió crear una banda ficticia, de fracasados, y que el disco fuera el que ellos grabaron pero nunca publicaron. Sería el cliché máximo del disco que podría haber sido un éxito y nunca fue.

- ¿Y cómo acaba un chico de Ripollet contando una historia estadounidense?

-Cuando decido cómo se van a llamar y en qué contexto socioeconómico y lugar va a pasar, es cuando todo explota. Los llamo El Paso y es una banda de finales de los ochenta, justo antes del grunge, en Texas y son mejicanos y chicanos que cantan en español. Me encuentro que no tengo suficiente información para ello e inicio la documentación.

- ¿Y se planta el Texas? ¿Había estado antes?

-Nunca antes, ni en Estados Unidos. Soñaba que mi primera vez sería en Nueva York y de golpe me encuentro en Texas, un sitio que, a priori, es una ciudad en la que difícilmente acabas a no ser por casualidad. Y me encuentro una ciudad maravillosa, increíble, y a un montón de gente que le fascina la idea y que quiere participar desde el minuto uno.

- Entiendo que la inspiración total surge en ese momento.

-Nace allí realmente. Yo tenía la intuición de que mi experiencia como músico de no éxito podría ser igual en cualquier sitio del mundo, en cualquier momento de la historia. El hecho de que fuera de extrarradio de Barcelona de los noventa no tenía por qué exclusivizar la experiencia, se podía universalizar. Y pasa esto, que encuentro empatía, que había gente que estaba haciendo lo que yo con quince años, antes de que yo naciera, en los 80. Ellos hacen que la historia se cree en el momento en que aceptan ser grabados con una cámara y participan inventándose historias de una banda que no existe y que nunca ha existido. Fue muy divertido meter por narices en el relato lo que me contaban.

- ¿Le hace cambian en alguna cosa su idea inicial del libro?

-Yo tenía unas grandes pautas, porque era mi experiencia personal... Algo como Forrest Gump, que es un personaje ficticio pero su historia se desarrolla en la historia de los Estados Unidos. Yo quería que mi banda fuera eso: un hilo de la historia punk de la ciudad.

- ¿Se siente músico fracasado?

-Absolutamente, pero siempre y cuando entendemos el fracaso bien entendido, algo que marca la industria. No es sensación de fracaso personal, porque la música me ha salvado la vida. Estaba en un entorno social en el extrarradio de los 90, en Ripollet, un barrio relativamente pobre, y era fácil que yo acabara regular. Como mis amigos querían tocar, nos encerramos en un sitio y solo hacíamos eso. Vitalmente ha sido cero fracaso, pero la industria dice que como no he vendido millones de discos ni tengo millones de fans, soy un fracasado. Y a mucha honra.

- ¿Se extiende a su generación, como plasmas en el vídeo Generación Perdida , de 2012?

-Totalmente. Mi generación es muy interesante. Es la primera que ha conseguido entender y asimilar la nueva era. Hemos tenido un router que tardaba mucho en conectarse y a la vez pocos canales de televisión. Somos la última generación de las vacas gordas con lo cual hemos tenido que asimilar el fracaso como una constante, y para mí es un estímulo. Como me siento como un fracasado, me enorgullezco. Prefiero hacer bandera de ello que quedarme en casa llorando.

- ¿Los millenials son distintos como generación y en la música?

-Estoy muy a favor de lo que está pasando, tengo la sensación de que se está volviendo al single. Antaño, Beatles o Chuck Berry tiraban canciones, no hacía discos y tiene cierto sentido que volvamos. Las dinámicas del streaming o playlist hace que el sentido del disco se pierda un poco y que los músicos urbanos son casi mas youtubers que músicos. La música es una excusa para crear contenido y ganar dinero con ello. Y es muy pragmático. Y conecta con los 80. Los fanzines es su internet o Instagram y su autoedición es Youtube.

- Volviendo al libro: la banda trasciende la historia escrita.

-Soy muy exigente cuando leo biografías musicales, quiero encontrar cosas más allá del relato. Así que cuando empecé a escribir este libro, asumí eso. Estaría muy bien que el lector pueda ir a buscar los temas y los encuentre. De eso hasta la creación del material gráfico, que me ha llevado cuatro años. La máxima locura fue comprar una fotocopia para hacer los flyers. Era como un actor de método, que necesitaba meterme en la experiencia real. Y al grabar, le pedí al productor hacerlo con pocos recursos. La experiencia ha sido como tener mi propia banda en esa época, que era mi anhelo en la adolescencia.

- ¿Quiénes son El Paso?

-Yo soy el principal compositor e interpreto al cantante y guitarrista y luego el bajista y el batería son dos amigos míos músicos y le han puesto el físico a los personajes, en las fotos falsas que hicimos. Cuando yo los desarrollo en el libro, la parte física son ellos.

- ¿Habrá conciertos?

-Sí, la idea es, como poco, hacerlo en Barcelona. Haremos una performance en la que pediremos al público que vaya vestido de esa época y grabarlo en VHS para seguir generando material.

- ¿Y el documental?

-Ha estado siempre en marcha y en paralelo. Al final, nos hemos dado cuenta de que en las 40 horas de entrevista de gente de la escena de El Paso y de otras zonas hay una peli chula. El documental ya no es tanto el grupo, que ya es el libro, sino la experiencia personal de cómo crear esa banda y de cómo nos enamoramos de una escena muy pequeña y los músicos amateurs de El Paso se convierten en nuestros ídolos. Acabé tocando con ellos, que fue como el culmen. Te inventas una aventura y acabas tocando realmente con ellos.