Por el día canta, pinta, se embarca en una crítica u organiza un encuentro con creadores como parte de la Asociación artístico cultural de Pontevedra. Por la noche, se sienta frente un papel, y no para de escribir hasta el amanecer del día siguiente. "Soy como los búhos. La noche y yo formamos un todo maravilloso, porque es el tiempo que puedo dedicarle a la escritura", explica entre carcajadas María del Carmen Gago, que ha pasado las últimas madrugadas entre los versos de Bajo otra mirada. Su poemario, lleno de dedicatorias a sus seres queridos, lo presentaba la semana pasada en la Casa de León, donde también actuó como miembro del grupo Amancay.

- Escritora, cantante, crítica, pintora? ¿Le da tiempo a todo?

-Esa misma pregunta me la hago yo también [se ríe]. Ahora estoy más volcada en la escritura, aunque la música forma parte de mi ADN. Estuve desde niña en orfeones y corales, y ahora tengo un grupo que se llama Amancay. Tenemos muchos proyectos en plena ebullición.

-Para escribir le tiene que robar tiempo al sueño...

-La verdad es que no es la primera vez que veo luces y no porque esté alucinando, sino porque está amaneciendo [risas]. Por el día no tengo tiempo ni para respirar, así que mi cómplice es la noche. Me quedo casi todas en mi pequeño rincón del despacho. También pienso que tiene que ser así. El escritor debe de escribir algo todas las noches.

-Su último poemario, Bajo otra mirada, lo describía como "una vuelta de tuerca más" dentro de su estilo, ¿hacia dónde ha girado?

-Hacia la evolución lógica que toda persona debe tener. Sería horrible que nos estancáramos en un estilo o en un modo de ver las cosas. Esto es otra manera de ver la poesía y de escribirla, ir un poco más allá de nuestros primeros años. Yo desde niña estuve componiendo, gracias a que tenía en mi casa a personas dedicadas a la literatura, como mi padre.

-¿Ya no entiende la poesía como en aquellos inicios?

-No, porque en los inicios vas más a lo clásico, te dedicas más a los sentimientos personales? Eres más interiorista contigo misma. En cambio, al pasar el tiempo, ya son otras cosas. Este libro lleva un poco de todo. En la primera parte hay poemas de corte social, filosófico, amoroso? Y en la segunda hay poemas con dedicatoria, casi todos para alguien próximo a mí.

-Alguno se lo dedica a su hija.

-Sí, hay como dos, eso ya son vicios de las madres [se ríe].

-¿Le ha transmitido la pasión por las letras, como hizo con usted su padre?

-De alguna manera sí, la verdad es que escribe muy bien. Creo que es por el ambiente. Todos somos lo que vamos bebiendo de la familia.

-¿Hasta qué punto fue la suya determinante para su vocación?

-Fue determinante, algo inherente desde que tuve uso de razón. Mi padre siempre escribió, igual que mi abuelo, mi madrina también era una gran escritora? Para mí era tan normal escuchar los poemas de mi padre en las festividades, hablar en esos versos preciosos que hacía? Que fue un paso normal ponerme a escribir y tratar de emular a mis mayores. Ya empecé a hacer mis pinitos cuando era muy niña, supongo que terribles [risas].

-¿Había más hueco antes para la poesía, o ahora?

-La poesía siempre fue minoritaria, así que yo creo que siempre ha estado más o menos en el mismo plano. Los poetas seguimos haciendo lo mismo para hacernos oír. Sigue siendo igual, y espero que siga siéndolo.

-Habla como si no quisiera que se librara de esa etiqueta de género minoritario.

-Es que no lo sé, yo creo que está bien donde está en realidad. La poesía nunca perdió la importancia que tuvo, para mí es un plano importante de la literatura, tanto o más que la prosa.

-Pero no se valora igual al poeta que al novelista.

-En muchos aspectos no. También ha cambiado mucho el panorama literario en general. Hoy todo es marketing, y a la novela se le da toda la publicidad que no se le da a un poemario. Por eso da la sensación de que es una especie de hermano menor de la literatura. Además, se ve al poeta como algo más bien festivo, cuando para hacer un poema se necesita reflexionar mucho. Hay una parte de esta sociedad que ve la poesía como aquellos poemas que nos hacían aprender en la escuela, pero la poesía es algo serio. Démosle la categoría que le corresponde.