El siglo XIX apenas había comenzado a despuntar cuando la corbeta María Pita se despidió del puerto de A Coruña. Era 1803, invierno, pero el frío no templaba la urgencia de ninguno de sus tripulantes. Más allá de los deseos, o las esperanzas individuales que les habían hecho zarpar, todos eran conscientes de que se enfrentaban a una odisea. Sobre aquel barco, cargado con 21 huérfanos, una joven enfermera y un médico militar, se había diseñado una estratagema contra la muerte, que los pasajeros estaban decididos a llevar hasta el otro lado del Atlántico. "Fue un hito en la historia de la medicina. La viruela era la causa de mortalidad más habitual en aquella época, pero se creó una cadena humana para transportar la vacuna de una forma segura", cuenta Borja López, sobre la conocida como Expedición Balmis.

El viaje, que aquella corbeta realizó hacia las colonias españolas de América, ha sido la base para la nueva obra del artista, que presentará este viernes su álbum ilustrado junto a la coautora María Olmo. Los creadores estarán a partir de las 19.30 horas en el Colegio de Médicos de la ciudad para compartir los detalles de la pieza, en la que han querido centrar la mirada en una de las figuras más olvidadas de aquella excursión, Isabel Zendal. "A las mujeres no se les prestaba mucha atención. Llegar a Zendal fue una tarea lenta, pero creíamos que era una historia que merecía la pena ser contada", explica López, que muestra ahora con sus pinceles el recorrido que la convirtió en la primera enfermera en participar en una misión de salud pública internacional.

En Nuevo Mundo. Isabel Zendal en la Expedición de la Vacuna, los autores repasan "todos los hechos comprobados" de la vida de la coruñesa, que recopilaron en papel con la ayuda del periodista Antonio López Mariño. Un encargo de la Asociación Isabel Zendal, que lucha desde hace años por la visibilización de su figura, y de la Editorial Bululú, les puso en el 2016 sobre la pista de la sanitaria, cuyas cartas de nacimiento no hacían sospechar que acabaría marcando un punto de inflexión en la historia. "Nació en el rural gallego, que en aquella época tenía unas condiciones casi de extrema pobreza. Entonces lo habitual era ir a servir a la ciudad, y ella fue a hacerlo a la casa de un comerciante", cuenta el ilustrador, que asegura que sus circunstancias se recrudecieron cuando, en 1796, se convirtió en madre soltera.

Por aquel entonces, A Coruña ya era el hogar de Zendal, que comenzó una exitosa carrera en la Casa de Expósitos del Hospital de la Caridad. El reconocimiento que obtuvo allí "le abrió las puertas a embarcarse como enfermera" en la flota encabezada por el cirujano Francisco Javier de Balmis, que había ideado una curioso método para que la vacuna de la viruela llegara en óptimas condiciones a destino americano. "Creó una cadena brazo a brazo. Los niños eran los que llevaban el fluido en el cuerpo", explica López sobre los expósitos, recogidos en orfanatos de Madrid y Santiago, y en el centro de trabajo de Zendal.

El papel de la sanitaria en ese enlace fue, asegura el artista, determinante para que llegara a buen puerto. La enfermera se encargaba de que los niños "estuvieran bien de salud" para poder ser inoculados en su momento, de modo que no se rompiera la cadena. "Era la responsable de la logística, y de que los niños tuvieran disciplina. Ella hizo posible la ejecución de la idea de Balmis", afirma López, que tuvo que pelear contra los "vacíos" que todavía hoy rodean la historia de Zendal.

Narrar la aventura desde el punto de vista de su hijo Benito fue el modo que los autores encontraron para sortear los fragmentos biográficos perdidos, que se convierten en oscuridad absoluta tras la parada de la corbeta en territorio mexicano. "Se sabe que se embarcó en la expedición que llevó las vacunas a Filipinas, pero las expediciones se van fragmentando y se le pierde la pista", lamenta López, que afirma que, como los niños de la expedición, Zendal nunca regresó a España. Quien sí lo hizo fue Balmis, que acaparó durante años todos los heroísmos. El reconocimiento a la enfermera tuvo que aguardar más, resurgiendo a día de hoy con fuerza en forma de libros y álbumes ilustrados. "En los últimos tiempos se está escribiendo mucho sobre Zendal, y todo eso contribuye. Si lo que nosotros hemos hecho pone un ladrillo más, ya estaremos contentos", apunta.