Fue reconocido como el mejor músico de jazz europeo y con el Premio Nacional de Música en 2015, pero no siempre obtuvo el reconocimiento que merece. "Ha estado siempre a la sombra de gente muy grande", explica Paco Cuesta sobre Jorge Pardo, colaborador habitual de artistas como Paco de Lucía y Chick Corea. El músico, pionero en introducir la flauta en el flamenco, es ahora el protagonista del último documental de Cuesta, producido por Mondotropo. Éxodos. De Huellas a Radha y Krishna se estrenará esta tarde a las 18.00 horas, en el Centro Galego de Artes da Imaxe.

- ¿Estaba desaprovechada la figura de Jorge Pardo en el mundo audiovisual?

-Jorge es un músico que ha estado siempre a la sombra de gente muy grande, como Paco de Lucía. El hecho de estar al lado de artistas tan grandes a veces oscurece, pero su trayectoria es monumental.

-¿Quería sacarla a la luz?

-En realidad el documental no surge de una idea personal. Yo estaba trabajando con el Ciclo 1906 cuando nos conocimos. Nos llevamos bien y quedé con él para hablar, no había un plan previo.

- El proyecto se les alargó cuando lo tenían entre manos.

-Sí. También resulta que al primer concierto de jazz al que ido en mi vida con 17 años fue de Jorge Pardo, así que seguía su trayectoria. Se lo comenté, hablamos, y de la conversación salió la idea de hacer un documental. Él acababa de sacar Huellas, y lo que le propuse a Alejandro Enríquez, mi socio en Mondotropo, fue seguirle en el proceso de cómo estrenaba su disco en el mismo año en que se daban los homenajes a Paco de Lucía. Y nos empezamos a liar.

- ¿Cómo fue?

-Lo acompañamos a muchos conciertos, con una relación completamente natural. Alquilamos una furgoneta y viajábamos juntos a los sitios, tanto conciertos en solitarios en un pueblo perdido como conciertos multitudinarios en Japón. Estuvimos varias semanas viendo lo que sucede en la parte más privada de un músico, contando ese proceso de creación entre una cosa y otra. Tampoco quería dar mi visión de director, porque Jorge es tan trascendente, que es más importante lo que él cuente que lo que yo intente organizar.

- ¿Solo se puede retratar de verdad a un artista en esos éxodos que vive?

-Supongo que la vida de Jorge se puede contar de mil maneras. Pero la conversación nos llevó a eso. Yo me lo había planteado en su casa, pero cuando hablo con él me dice: "Mi casa no existe. Mi hogar está en un autobús, en un avión...". Y planteamos esa idea de trasladarse buscando tu espacio natural.

- En ese viaje recibe el premio al mejor músico de jazz europeo, pero se capta en el filme cierta inseguridad.

-Jorge dice que hay un momento en el que crees que estás haciendo lo mejor del mundo, y que luego es una mierda. Pero tocar para pocas personas no lo es. Cuando la gente a la que van a escuchar 12.000 personas cree que eso es importante y no la música... Eso es una pérdida de conciencia de la realidad.

- ¿Usted también vivió como director esas inseguridades?

-No [risas]. Es que no puedes rodar pensando en si va a gustar, tienes que rodar como lo sientes. Los miedos comienzan ahora, cuando fuimos a mercados y en unos funcionó y en otros no. El documental está vendido en la República Checa. Por ahora los checos son mis grandes seguidores [ríe].

- ¿Qué expectativas tiene con el documental?

-Solo quiero que la gente conozca lo que hace Jorge. No lo que hacía con Paco de Lucía o con Camarón de la Isla, sino a Jorge Pardo. Es el tío al que respetaban todos los grandes, con lo cual yo como director siempre estaba pensando que trabajaba con la persona adecuada.

-¿Qué marca ha dejado?

-Cuando Jorge tocaba con Dolores, Paco de Lucía lo escucha y dice: "Flauta travesera en flamenco". Fue el primero. Jorge Pardo ha cambiado muchos estándares. Meter un instrumento nuevo en el flamenco, que es un espacio muy cerrado... Probablemente no existiese Rosalía sin Jorge Pardo.