Se encontró con el piano a los tres años, y a los catorce ya se había convertido en el estudiante más joven de la historia del Berklee College of Music. Desde entonces, Kirill Gerstein ha tocado con orquestas de todos los puntos del planeta. "A los 20 estaba haciendo 100 conciertos en todas partes, y con todo el mundo", recuerda el pianista ruso, que se unirá esta tarde y mañana a la Sinfónica de Galicia. Su directo, en el que sonará Chaikovski junto a Chabrier, Berlioz y Piazzolla, tendrá lugar a las 20.00 y a las 20.30 h.

- Tocará el Concierto para piano y orquesta número 2 de Chaikovski, una obra atípica.

-Digamos que tiene cualidades inusuales. En el segundo movimiento hay una pieza en la que el violín, el violonchelo y el piano tocan juntos, así que es bastante especial. De hecho, hubo un estudiante de Chaikovski que pensó que no era una buena idea, así que hizo la versión que corta el violín y el violonchelo. Lo convirtió en algo mucho más ordinario, pero nosotros tocamos la versión completa.

-Chaikovski es para usted un viejo conocido. Revolucionaba el panorama con la grabación de su Concierto para piano nº 1 . ¿Cuál es su relación con el compositor?

-Antes de nada, creo que es un compositor maravilloso [se ríe]. Pero con la música de Chaikovski queda todavía una cosa por hacer. Tiene que ser tomada en serio, porque en algunos sitios hay la opinión de que tenía melodías agradables, pero que no era un gran compositor. Eso es algo contra lo que tenemos que luchar, porque es un maestro.

-A usted este tipo de música siempre le gustó, aunque el piano no fue amor a primera vista. ¿Cuándo llegó el instrumento?

-Creo que cuando tenía 10 años, aunque lo toco desde los 3. De todos modos, creo que es un orden saludable que primero vaya la música y después el instrumento, porque el instrumento al final es un medio.

-A los 20 años ya se había graduado. ¿Una carrera tan acelerada fue una ventaja o una desventaja?

-Creo que fue una ventaja, porque la escuela fue más corta para mí, pero no tengo la sensación de que me haya perdido mucho. Fue bueno, porque fue un reto. Además, aunque me gradué a los 20, sigo estudiando cada día.

-Pero entró temprano en el negocio de la música, algo de lo que habla muchas veces. ¿Le rondaron sus peligros?

-El problema con el negocio de la música es que la música no es un negocio, así que en el momento en el que el negocio entra surge el conflicto, porque la música existe para complacer a la gente. Creo que eso es en lo que tenemos que concentrarnos como músicos. Obviamente, el negocio es necesario para arreglar cosas, pero es muy problemática la expectativa de hacer dinero rápido o de perseguir alguna moda. Desafortunadamente, la gente gasta mucha energía en eso. Y no estoy diciendo que yo esté viviendo en un universo paralelo, pero es muy importante para mí el concentrarse en la sustancia.

-Dentro de ella, ¿ha cambiado su relación con el piano?

-Creo que hoy me divierte más.

-¿Más que al principio?

-Sí. Las cosas se han vuelto más fáciles, se han abierto nuevas puertas. También me gusta porque es una meditación, como las personas que practican taichí cada día.

-¿Es una terapia?

-De algún modo. Hace que necesite terapia, y es una terapia [ríe].

-Con el piano homenajeaba el año pasado a George Gershwin, conocido por su fusión entre jazz y música clásica. ¿Quería aprovechar esas dos vertientes que usted también tiene como músico?

-Si. Decidí que quería hacer un disco como ese porque ese tipo de fusión se sentía como casa. Pero también me llevó mucho tiempo encontrar a los compañeros con los que quería hacerlo, porque no todos tienen ese sentimiento jazz.

-El de la música clásica es más común, pero muchos se preguntan si es lo suficientemente persuasivo...

-Creo que el término de música clásica es terrible. ¿Qué significa clásica? ¿Vieja? De todos modos, creo que puede seguir siendo relevante para el público. Indudablemente, hay una exposición mucho menor a la música clásica que antes, y también mucha más competición por la atención de la gente. Pero creo que merece su lugar, y lo tiene.