Hay días en que nuestra ciudad pone a prueba al crítico; en esta ocasión, dos conciertos con escaso margen para terminar el primero y comenzar el segundo. Por este camino, creo que pronto alcanzaré el ansiado don de la ubicuidad. Espectacular concierto de bandas sonoras; con una Sinfónica de Galicia extraordinariamente brillante y con momentos estelares: La guerra de las galaxias, Indiana Jones, El libro de la selva, Juego de tronos, Supermán? Magnífica dirección de José María Moreno, que ya destacó como un grandísimo profesional en otras ocasiones al frente de la OSG. El público familiar (niños con papás o abuelos) estuvo magnífico: mantuvo un razonable silencio y aclamó una y otra vez las versiones de la Sinfónica. Se proyectaron fragmentos de los correspondientes filmes; y un narrador, Pedro Brandariz, fue introduciendo cada uno de ellos contando una historia (La fábrica de los sueños) un poquito "traída por los pelos" y con un lenguaje que no siempre pareció adecuado al público infantil. En conjunto, el concierto, que de martes a jueves, en seis sesiones, congregó (entre escolares y docentes) a unas diez mil personas en el Palacio, constituyó un enorme éxito. De lo multitudinario al intimismo de la música de cámara y en concreto de un instrumento solista: la viola de gamba. El recital se desarrolló sobre el escenario del teatro y con la concertista cara al público, que la rodeaba en semicírculo y, como consecuencia, de espaldas a la sala, vacía por completo. Sara Ruíz interpretó con extraordinario talento y buen gusto, siete de las doce Fantasías, de Telemann, que se descubrieron recientemente (2015) en una biblioteca particular. También en este caso, se narró una especie de historia, atribuyendo a cada una de las siete fantasías seleccionadas un día de la semana, con mención de los dioses de los cuales reciben su nombre: la Luna, Marte, Mercurio, Júpiter, Venus, Saturno y Apolo; naturalmente, la identidad entre dioses y música no siempre pareció muy exacta; pero el concierto resultó imaginativo y de alta calidad. Un gran acierto del Teatro Colón y de su directora, Bettina Kohlhaas.