Un viejo hotel en ruinas y el misterio de la capital portuguesa se dan la mano en el último disco de Dead Combo, Odeon Hotel, que sonará este jueves en el teatro Colón (20.30 horas) como parte del Ciclo Selección Noroeste. El dueto lisboeta, que se une en esta ocasión al productor Alain Johannes, mezcla de nuevo tradición y música universal en este séptimo trabajo, del que se sirve para criticar los daños del turismo excesivo en su ciudad.

-Recorre el disco esa idea de hotel abandonado que se ve en el tema Deus Me Dê Grana , el Odeon Hotel , ¿es una analogía?

-Normalmente los discos de Dead Combo tienen siempre la referencia de Lisboa, porque somos de allí. Este último álbum es como una simplificación de los turistas que vienen a la ciudad. Los jóvenes se van, las casas son muy caras? Todo es muy caro para los turistas. Lo positivo es que la ciudad se ha recuperado, porque estaba muy vieja, pero tiene el problema de que los lisboetas están saliendo, porque es imposible vivir en la ciudad.

-¿Se esconde entonces una crítica en el álbum?

-Sí. Por ejemplo, su carátula es una fotografía de gente que viene de distintos sitios. Es una imagen que se sacó en un antiguo cine de Lisboa, que está ya completamente en ruinas. Ahora se va a convertir en unos apartamentos de lujo para vendérselos a los franceses.

-Esa multiculturalidad está también a nivel musical, donde se aprecian más percusiones. ¿Buscaban un sonido más marcado?

-La idea fue de nuestro productor, Alain Johannes, que dijo que tenía que tener un sonido más fuerte. Además, todas las músicas fueron grabadas en directo.

-Es el primer disco en el que cuentan con un productor, ¿ayudó tener una opinión externa?

-Sí. Es más positivo que venga alguien de fuera, porque solo somos Pedro y yo, y muchas veces llegamos a callejones sin salida. Por eso invitamos a personas para que toquen nuestra música, porque nos traen más ideas.

-Aún así, este álbum es el que más han tardado en publicar.

-Es que somos dos, y tenemos muchos trabajos para otras áreas, y el tiempo va pasando...

-¿Y esa diferencia de posturas de la que hablaba? ¿No influyó?

-Normalmente no es por la música. Somos dos personas muy parecidas en la creación, pero muy diferentes en la vida. Distamos y discutimos, pero con la música no tenemos esa cosa de los egos. En la música nos entendemos bien.

-Para desempatar vino esta vez también Mark Lanegan, que canta ese I know, I alone . Siempre fueron aficionados a Pessoa.

-Es un grande la poesía, uno de los mayores poetas portugueses de siempre. El título de nuestro segundo disco, Quando a alma não é pequena, es una frase de él. Es una persona muy de imágenes, trata las cosas como si fueran algo misterioso. Y a nosotros en la poesía nos gusta esa imagen de misterio en Lisboa.

-Pessoa forma parte de una tradición y una música popular que estuvo durante mucho tiempo, como su Odeon Hotel , abandonada en Portugal?

-Sí. En el tiempo del fascismo, la poca música que se escuchaba era tipo fado. Después de la revolución del 25 de abril, la gente empezó a abrirse a otras cosas más rock, más allá de la tradición. Solo en este siglo XXI es cuando la gente joven ha vuelto otra vez a las raíces. Hubo muchos años en los que la gente no quería saber de tradiciones ni de fados.

-Ustedes han convertido ese sonido portugués en su sello de referencia.

-Una cosa que siempre dijimos es que es muy importante impregnar tu obra con tu vida y con dónde vives. Tanto Pedro como yo decimos que la música de Dead Combo es música que lleva a Lisboa dentro. Las personas tienen que aprovechar todo lo que es bueno y diferente, y las cosas de Lisboa son diferentes a las de cualquier parte del mundo. ¿Por qué no llevarlas entonces a nuestra música? Es por eso por lo que Dead Combo ha calado.