Son textos de hace 800 años, pero mantienen la vigencia de esa clase de anhelos que no dejan, a pesar del tiempo, de despertar corazones. Sus poemas hablan de la vida y del amor, del disfrute de la naturaleza y de los placeres terrenales, y esconden entre sus pliegues una mirada crítica hacia el poder que continúa tendiendo puentes entre el tiempo que los dio a luz y la actualidad. Carmina Burana, la obra que Carl Orff rescataba en 1935 de un códice de los siglos XII y XIII, sigue hoy subiendo a escena con la frescura de sus primeras representaciones. Prueba de ello es la versión con la que gira desde hace ya una década La Fura dels Baus, que une su revolucionario teatro a la larga lista de interpretaciones que existen sobre la pieza.

La adaptación de la compañía llegará al Palacio de la Ópera durante la próxima semana, con sesiones los días 8 (20.30 horas), 9 (18.00 y 20.30 horas) y 10 de febrero (18.00 horas). Será entonces cuando la entidad desate sobre el escenario la magia de su versión, que se ha convertido en un espectáculo estrella dentro del histórico de sus exhibiciones. "No hay otra obra en estos 40 años de La Fura que se haya representado tantas veces como Carmina Burana", asegura orgulloso el productor Francesc Prat sobre la pieza, que ha recorrido países como Italia y China.

En el espectáculo, la esencia de Orff se da la mano con los elementos "más reconocibles" de la formación catalana, como piscinas, grúas y la proyección audiovisual. Un enorme cilindro de ocho metros de diámetro, desde cuyo interior los músicos interpretarán la obra, servirá de pantalla para las imágenes que la compañía ha seleccionado, tomando siempre como base la temática de los 24 poemas del alemán. "El subtítulo que Orff le puso a la obra [ Canciones seculares para cantantes y coros para ser cantadas con instrumentos e imágenes mágicas], es el punto de partida. Todo tiene razón de ser, desde que se produzca un deshielo hasta que un barítono esté cantando sumergido en el agua", apunta Prat, que destaca la mayor "coherencia" que la compañía ha intentado aportar a la obra.

Su director escénico, Carlus Padrissa, se propuso "darle forma a una pieza que no tiene una argumentación clara", incluyendo "un principio y un final". Para su gira española, que comenzaba el pasado noviembre, el grupo ha añadido una introducción destinada a "preparar al público" para el espectáculo, que apuesta a nivel musical por la versión de dos pianos con percusión, flauta y contrabajo. "La flauta y el contrabajo no están en la versión original, pero se han añadido para dar más riqueza a la obra. En total, habrá 47 personas sobre el escenario, entre regidores, técnicos y artistas", explica el productor.

Las voces de los coros, separados a ambos lados de las tablas, engrosan la cifra, en la que también se incluyen los solistas. La soprano Amparo Navarro, el barítono Antonio Torres y el contratenor Luis Frigola serán en la parada coruñesa los encargados de llevar el peso del espectáculo, en el que deben enfrentarse a más de una dificultad. Actuar suspendidos de grúas que se desplazan por el escenario, o cantar entre fuego y agua son algunos de los retos a los que somete a los vocalistas Carmina Burana. El rodaje que tienen interpretándola, sin embargo, y la sintonía que el equipo siente con la obra original, juegan a favor de la adaptación de los catalanes, que confían en que podrían ganarse el aplauso del propio Orff. "Cuando nos pusimos a examinar su historia, vimos que era una persona muy avanzada en el tiempo, un amante de las nuevas tecnologías y de sus posibilidades. Creo que habría aprobado la idea de esta puesta en escena y que le hubiera causado admiración", indica Prat, que ve también similitudes entre la pieza y el espíritu de La Fura dels Baus.

Desde sus inicios en los años 70, cuando la compañía daba sus primeros pasos a través de simples pasacalles, la formación ha mantenido una actitud subversiva en el teatro, que casa con la denuncia social de los poemas hallados en Baviera. "Como anillo al dedo" asegura Prat, sienta la pieza a "la forma de ser" de la compañía, que acomete con su "provocación" habitual una obra que ha sabido hacerse un hueco imperecedero en el imaginario de los espectadores. "Tiene un ritmo trepidante, y eso engancha a la gente. Por algo se dice que es la pieza del siglo XX que más se ha interpretado", señala al respecto el productor, que fija en junio el final de la gira de la pieza. Tas A Coruña, Zaragoza y Mallorca serán las siguientes paradas en el tour, que terminará el día 30 en la capital.