Con cinco generaciones de circo a sus espaldas, no resulta extraño imaginar que Leo Bassi estaba destinado al escenario desde antes de nacer. "Vengo de una tradición circense, y crecí con el espíritu de que luchábamos por la libertad del pueblo. A mi manera, siempre me he mantenido fiel a esta idea", explica el clown, conocido por el fuerte poso ideológico de sus espectáculos. La transformación social que persigue sobre el escenario se unirá esta tarde a la propuesta de Pallasos en Rebeldía, que celebrará su gala a partir de las 19.00 horas en el teatro Colón. El Mago Teto, Patty Diphusa, Yolanda Paz y Desastronauts serán también parte del elenco, que contará con Isabel Risco y Fran Rei como presentadores.

-¿La risa tiene ese poder de cambio social?

-Desde el principio he estado de acuerdo con esta visión de que el payaso no es entretenimiento, sino que tiene una filosofía detrás: ponerse al lado del débil y mofarse del poderoso. Esa es la tradición más clásica del clown.

-La pone de relieve en su espectáculo más reciente, El último bufón . En él se inclina por un humor más poético frente a su habitual transgresión.

-Para mí, desde el principio el mundo del circo es provocación. Después se transformó en algo nostálgico que no me gustó, pero se trataba de salir del conformismo y hacer cosas sorprendentes. Yo he intentado mantener eso en mi vida. Si estás en un mundo muy convencional y tradicional, llegas y haces algo grotesco, y eso sorprende. Pero con los años me he dado cuenta de que hoy la sociedad ya no es tradicional, la sociedad es guarra y superficial. Así que ya no necesito hacer algo grotesco, porque ahora todo da asco. Por eso he pensado que, para mantenerme provocador, había que hacer lo contrario. Si hoy la normalidad es grotesca, quizás la provocación es ser profundo, poético e intelectual.

-¿Qué ha provocado la victoria de ese humor superficial por encima del reflexivo?

-El capitalismo y el mercado. Si el único objetivo de lo que haces es ganar la mayor cantidad de dinero posible, vas a buscar un humor fácil con un denominador más grande. Por ejemplo, los patrocinadores que pagan los productos, la gente que vende en televisión? No quieren nada de polémica en el humor, porque quieren que el mayor público posible vea sus productos. Toda la gente quiere seguridad y no crear problemas, pero el bufón no juega con la seguridad, va provocando. El humor no puede ser conformista, el verdadero humor tiene que arriesgar. Pero el mundo ha cambiado radicalmente.

-Eso me recuerda a una crítica que hacía en redes, en la que decía que el mundo parecía dirigido a modo de reality show ?

-¡Sí! Y además con Trump. Está ahí porque era una estrella de un reality show que arrasaba en Estados Unidos y la gente le ha votado porque lo han visto muchas veces en televisión. Trump es el jefe de nuestro imperio, y está ahora mismo con Venezuela, donde están controlando toda la información. Yo estuve en Venezuela, y no tiene nada que ver lo que nos están contando sobre el tema, pero lo controlan y la gente lo acepta. Esa es la realidad en la que vivimos, y de la que yo intento concienciar.

-Y le ha pasado factura. Me comentaba la anterior vez que hablamos los boicots económicos a los que le someten.

-Sabiendo eso desde hace muchísimo tiempo, yo no vivo de subvenciones. Si lo hiciera, ya habría sido eliminado del circuito. Pero incluso así, cuando alquilo un teatro de manera privada, hay poderes políticos que hacen presión e impiden que contraten mi espectáculo. Me ha pasado, tengo una lista de ciudades en España donde me han vetado. Pero trabajo en todo el mundo, y sobrevivo.

-¿No le sorprende tanto odio?

-A mí no me sorprende en absoluto. Es así el mundo, somos gente Neanderthal usando teléfonos móviles. Esta violencia la hay ahora y la habrá en el futuro. Tampoco tengo miedo de morir, al contrario, me inspira. Ahora mismo estoy escribiendo un nuevo espectáculo que voy a estrenar en abril, y que se llama Yo, Mussolini. En él Mussolini vuelve y manda a la mierda a VOX, porque son flojos como fascistas. La idea es hacer un espectáculo 10 veces más fascista que los demás.

-Suena a que le van a poner muchas líneas rojas?

-Lo que tengo claro es que no voy a hacer chistes sobre personas que son víctimas, pero tampoco hay que respetar las convenciones.