Entre las idas y venidas de sus tres agrupaciones, hacía tiempo que escuchar la voz de Ángeles Dorrio en solitario se había tornado una misión complicada. Ejazz, Gospel 3 y Sisters in the House, los coros soul en los que participa, copan desde hace años el día a día de la artista, que ha querido, sin embargo, buscar un hueco para "volver a tomar las riendas" de su vertiente individual, en pausa desde aquel Ten soul de 2013. Stevie Wonder, una de sus referencias musicales desde la infancia, es el protagonista del nuevo proyecto, en el que se enfrenta cara a cara a las melodías del maestro de Detroit. Sus mayores éxitos, siempre una apuesta segura para el público, los interpretará este jueves (21.30 horas) en la sala Mardi Gras, en la que tocará junto al guitarrista Fernando Fraga.

"Estamos en una época de tributos, y yo tenía ganas de revisar la trayectoria de Stevie Wonder. Él hace que parezca fácil, pero a los músicos nos gustan sus temas porque entrañan cierta dificultad", explica Dorrio sobre el espectáculo, que iniciaba a finales del año pasado. Era en septiembre cuando nacía la idea de llevar las composiciones del estadounidense a un formato más "desnudo", en el que se tradujese su fusión de soul, pop, rock y reggae a la sencillez de un dúo de voz y guitarra. La artista admite que el paso no fue sencillo, y que hubo temas excesivamente instrumentales que tuvieron que quedarse en el cajón, pero hay música, como la de Wonder, que nace para maravillar en cualquier registro. "Cuando pasas una melodía al acústico es cuando ves si el compositor pasa el examen. Stevie sigue quedando bien", apunta la cantante.

Sus temas más conocidos, especialmente los pertenecientes a la década de los 70 y los 80, fueron los seleccionados para el repertorio de Dorrio, que se aleja de su matriz jazz para explorar la fusión de géneros del compositor. Letras como las de You are the sunshine of my life y baladas íntimas como Ribbon in the sky -que la artista aborda por primera vez-, contribuirán además a festejar el espíritu de la fecha, que el dúo ha aprovechado a su favor. "Estábamos entre el 13 y el 14, pero pensé que encajaba bien con San Valentín. El concierto tiene canciones muy bonitas, con ese formato íntimo, y va a haber una sección romántica", cuenta la intérprete.

Para Dorrio, a la que la pasión por la música le alcanzó en la niñez, Wonder es más una banda sonora vital que un simple músico con talento. Sus melodías sonaban como fondo en esas fantasías de infancia en las que fingía que cantaba sobre un escenario, y que se harían realidad solo a base de trabajo y con un grado en Derecho entremedias. "Recuerdo que usaba la escoba o un bolígrafo como micrófono, y me ponía a cantar delante del espejo. La música era mi pasión. Pero dedicarme profesionalmente a esto no fue tan fácil. Soy de la generación de la titulitis, así que estudié la carrera a medida que iba haciendo mis pinitos", recuerda la artista.

Carmen Rey, con la que comparte proyectos e incluso llevó cabo un tributo a la cantante británico-nigeriana Sade, se convirtió en ese camino en un factor clave y una "guía". La coruñesa fue su maestra en una materia que ahora la propia Dorrio imparte, a través de aulas de canto moderno en el barrio de Os Castros, y dio pie a los 16 años que, este 2019, se cumplen del logro de vivir exclusivamente de la música. Casi una tercera parte, 6, se cumplen también de su único y primer disco en solitario, Ten Soul. La artista asegura estar trabajando "con calma" en un próximo álbum "muy personal", que compagina con el tributo a Aretha Franklin que estrenará junto a Sara Lorenzo en el Garufa el 22 de febrero.