Han hecho un largo viaje desde su hogar en Londres, pero ya se encuentran en A Coruña. Obras del Siglo de Oro flamenco, pertenecientes a la colección del Victoria and Albert Museum (V&A), comparten desde hoy su selección de piezas en la Fundación Barrié, que expone por primera vez en España 90 retratos, escenas rurales, paisajes y estudios de figuras de autores como Rembrandt, Rubens y Van Dyck. Con un total de cerca de 70 artistas, cuyas obras fueron escogidas de las 650 que componen el fondo de galería de la institución, Trazos maestros: Dibujos holandeses y flamencos del Victoria and Albert Museum ofrecerá hasta el 23 de junio una panorámica del pasado de los Países Bajos, que mostrará la evolución artística de sus creadores desde el siglo XVI al XIX.

La parada de sus trabajos en la Barrié supondrá la única oportunidad de disfrutar de las piezas en Europa fuera del Reino Unido, adonde llegan después de su presentación en el museo británico y su recorrido por Estados Unidos. Las obras, que se acompañarán de un intenso programa de actividades, regresarán de nuevo al V&A tras su exposición en la ciudad con el fin de descansar "durante dos años" y asegurar, según informó ayer la directora de la fundación Carmen Arias, su "correcta conservación".

Hasta entonces, y durante su estancia en A Coruña, el conjunto de obras actuará para el que se acerque como espejo de cuatro siglos de historia holandesa. Los cambios políticos que el país experimentó en ese tiempo, y las correspondientes diferencias entre los autores de su parte norte y sur, se plasman en la muestra a lo largo de sus distintas secciones, que agrupan, como vasos comunicantes, las piezas entre la Pre-Edad de Oro; la religión y mitología, personas, y paisajes de la Edad de Oro; y el periodo posterior de los siglos XVIII y XIX.

"Los esbozos del XVI marcan las temáticas que florecen en la edad dorada. Por otra parte, la exposición cuenta con dibujos del XVIII y XIX que muestran el impacto que tuvieron los artistas del Siglo de Oro en los que les sucedieron", explicó durante la presentación la responsable de la muestra y antigua comisaria adjunta del V&A, Louise Cooling, que definió la exposición como "una oportunidad" para disfrutar tanto de autores de renombre como de otros con los que el público está menos familiarizado.

Entre los primeros, la británica destacó en el acto los estudios de figura de Rubens, los dibujos tardíos de Rembrandt, y el Cristo coronado con espinas de Van Dyck, un "diseño preparatorio de una obra que se perdió" durante la Segunda Guerra Mundial. Se trata de creadores englobados dentro del siglo XVII, el foco central sobre el que Cooling ha querido articular su exhibición, y que ejerce de heredero de los paisajes y retratos costumbrista que copan la primera parte de la muestra.

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Los trazos de los maestros flamencos llegan a la Fundación Barrié

En este tramo inicial, resaltan los paisajes rurales de Hans Bol, los retratos de grafito de Johan Thopas y La conversión de San Pablo firmada por Pieter Coeche Van Aelst. La obra, por la que Cooling confiesa sentir predilección, muestra la práctica habitual de los artistas de la época de introducir distintas escenas dentro de un mismo tapiz, una narrativa que cambiaría de cara al siglo XVII con escenas más sencillas como las de Jacob Jordaens.

El artista flamenco, que aporta una acuarela a la exposición, es uno de los representantes de la Edad de Oro holandesa, para la que se han seleccionado una colección de estudios de figuras, preparatorios del natural, retratos y piezas de género. Rubens se erige entre ellos como protagonista con una serie de dibujos experimentales, en los que quedan patente sus múltiples intentos por "captar en dos dimensiones toda la vitalidad humana". "La figura humana es uno de los mayores retos para un artista. Aquí se ve cómo Rubens reutilizaba sus dibujos una y otra vez para buscar el efecto deseado", indica la comisaria sobre las piezas, a las que sigue a pocos pasos el boceto que Rembrandt hizo del actor Willem Ruyter.

El artista es también el responsable de uno de los paisajes de este periodo, marcado por la Revolución de los Países Bajos contra el imperio español, y la división política y religiosa resultante entre el norte y el sur. En esos tiempos convulsos, se consolidó el género paisajístico del siglo anterior, y surgieron "rarezas" como la Vista hacia el sur del Amsteldijk, una de las pocas escenas paisajísticas de Rembrandt. "No es un autor muy conocido por sus paisajes, porque los hacía para sí mismo mientras paseaba, pero sorprende el nivel de detalle", explica Cooling, que llama la atención sobre otras piezas poco frecuentes de la muestra, como las de Carel Fabritius y Dennis Calvert.

La mayoría de las obras del primero se perdieron en el incendio que sufrió su estudio, mientras que la del segundo fue atribuida tardíamente por el V&A durante la realización del catálogo que daba origen a la exposición. "En 2014 publicamos un catálogo en el que se veían los 650 dibujos. Antes de su lanzamiento, esta colección estaba reservada a eruditos, pero el documento permitió dar a conocer las obras", explicó la comisaria, que asegura que lo más arduo de la muestra fue seleccionar tan "solo" 90 piezas.

Las últimas que escogió, del siglo XVIII y XIX, cierran la serie con un abanico de nuevas técnicas, pero también con altas dosis de nostalgia. De la mano del declive la República de los Países Bajos, los artistas de la Pos-Edad de Oro continuaron echando la vista atrás para inspirarse mientras exploraban prácticas como la acuarela, en la que se adentraron autores como un Anton Mauve que acompañaría en sus primeros pasos artísticos a Van Gogh. Su libro de esbozos, instalado bajo una vitrina, es uno de los muchos tesoros que guardará estos días la Barrié, que se une con la muestra a la conmemoración del 350 aniversario de la muerte de Rembrandt y el 450 del fallecimiento de Pieter Brueghel el Viejo.