En el mundo no hay nada mágico, salvo la música y el amor. Al menos, eso es lo que opina David Summers, vocalista de los sempiternos Hombres G, que han sabido mantenerse desde los 80 en una parrilla musical en la que todo fluctúa. El grupo, que se popularizaba a base de desenfado y amenazas con polvos pica-pica, llegará a A Coruña con una carpeta de nuevos temas bajo el brazo. Resurrección, el disco que lanzarán el próximo día 15, lo adelantarán mañana en el Palacio de la Ópera, donde tocarán desde las 20.30 horas.

Los escuchamos con bravuconería en sus nuevos singles, ¿el paso del tiempo no puede con el sello de los Hombres G?

No, no puede. Yo creo que la gente nos asociará toda la vida con buen rollo. Y tampoco por ser mayor me voy a poner un traje. Nosotros hacemos oídos sordos a lo que hacen los demás y a todo lo que se supone que está de moda, y procuramos ser fieles a lo que nos gusta.

Con los brazos en cruz adelantaba hace unos días el que definen como el mejor disco de su carrera, ¿eso es posible, con un pasado como el suyo?Con los brazos en cruz

Hombre, hemos hecho discos que son históricos. Nuestro segundo álbum, La cagaste? Burt Lancaster, estuvo considerado el mejor disco de pop español de la historia. Tenemos que competir con nosotros mismos, pero con nadie más, y eso nos motiva para hacer discos como este.

"Ya nadie me puede controlar" cantan en ese avance del trabajo, ¿alguien pudo hacerlo?

No, jamás. Nadie nos ha podido controlar nunca. Pero realmente, en esta canción estoy hablando de mí. Es una especie de canción protesta, de añoranza de cuando se podían hacer las cosas?

¿Ahora no se puede?

Yo creo que en este momento estamos viviendo en una sociedad un poco controlada. Vivimos una represión psicológica comparable a las represiones de antaño. Yo echo de menos esa época en la que la gente era más libre, más feliz. Era un mundo más abierto.

Cuando uno escribe hoy, ¿ya está pensando en lo que podrá suceder?

Sí, aunque yo no me autocensuro. No hago ese ejercicio de decir: "A ver si le puede molestar a alguien". Me da igual. Yo creo que es mucho más importante mi propia libertad de expresión al escribir una canción que las estupideces de la gente.

Pero algunos de sus clásicos hoy ya no serían tan fáciles de escribir. Temas como Sufre mamón o Sufre mamónLawrence de Arabia

Porque se ha perdido el sentido del humor. Te aseguro que jamás en mi vida, hasta ahora, había pensado que Sufre mamón podría molestar a ningún colectivo, ni que podría estar resultando homófoba. Porque en el año 85, cuando salió, no hubo una sola protesta en ese sentido. Es ahora cuando el mundo está perdiendo la cabeza y empiezan a pedirte cuentas.

Me habla de los 80, ¿se siguen sintiendo un fenómeno social, como les definían entonces?

Bueno, en aquel entonces éramos un fenómeno social histérico, por el fanatismo de las chicas. Hoy nos sentimos un fenómeno curioso, porque somos un grupo al que le han pasado cosas que no le han pasado a nadie. El estar aquí después de 35 años, y competir con los nuevos talentos que van apareciendo? Es algo inédito.

¿Había esa idea de que morirían de éxito?

Claro, porque casi todos los artistas, excepto los grandes, tienen un final. Mi padre me decía: "Está muy bien, pero los grupos se acaban, David. Tienes que buscar otra cosa que te dé más seguridad". Pero de repente pasan 35 años...

Y todos de fama, como la que retratan en El ataque de las chicas cocodrilo

Y eso sigue igual. Yo llevo toda mi vida pensando: "Esta gente está mal de la cabeza, creen que somos estrellas del rock". Nos sacaban de los sitios en furgones blindados, las niñas se tiraban encima de los coches? Era demencial. Lo que vivimos en aquellos años no nos lo explicábamos. Nosotros éramos cuatro chavales de un barrio de Madrid, y un día nos pusimos a hacer cancioncitas y de repente pasó esto. Aún ahora, cuando la gente pierde la cabeza por nosotros o una canción, nos sigue sorprendiendo.

También les sorprendería la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes. Sobre todo, porque se han quejado de falta de reconocimiento en España, ¿han cambiado de opinión?

Claro, porque es el premio más importante que te pueden dar en la cultura. Pero la verdad es que todos estos años de locura no se veían reflejado en premios, al revés. Provocaba una especie de envidia del gremio, éramos "ese grupito de las quinceañeras". No nos consideraban.

Les dieron un Grammy...

Nos dieron un Grammy honorífico hace unos cuantos años, pero luego premios de la música y esas cosas, jamás [se ríe]. No nos dieron premios en la puta vida, pero la verdad es que me da igual. Lo de los premios, a no ser que vengan con un cheque de 100.000 euros, no sirve para nada.