Ana Belén Díaz lleva quince años como formadora de informática y robótica, tres de ellos diseñando actividades tecnológicas para jóvenes en la empresa Trainnova. Este miércoles 13 de marzo (19.00h), en la Biblioteca Infantil e Xuvenil, la docente compartirá su experiencia personal en un ámbito aún percibido como inaccesible por muchas mujeres, a través de la charla Mulleres moi tecnolóxicas.

¿La suma de mujer y tecnología sigue sin encajar?

Sí. Cuento mi experiencia por eso. La idea es acercar un poco a las mujeres al mundo de la tecnología, y que se vea que no es un ámbito exclusivo de hombres, sino que las empresas esperan que las mujeres accedamos a esos puestos. También es una de las cosas básicas para el empoderamiento femenino. Cada vez va a haber más trabajos tecnológicos y, si no optamos a ellos, estaremos descartando muchas opciones.

Si en el entorno laboral se nos reclama, como dice, ¿dónde se sitúa la barrera?

Yo creo que en muchos casos el problema es que socialmente tenemos asociados otros roles para la mujer, y que las propias chicas no eligen la tecnología porque no la ven como una opción real para ellas. Nosotras mismas nos quitamos esas opciones de entrar en ese mundo tecnológico cuando seríamos perfectamente recibidas.

¿Es un autosabotaje?

Es un problema cultural, de referentes y de normalización. Aunque queramos educar en la igualdad, hay esa tendencia a pensar que las mujeres son más de letras.

¿De qué modo determina eso en la juventud?

Las estadísticas están ahí, y en carreras universitarias tanto en tecnología como en ciencias hay muy pocas mujeres inscritas, y de las que se inscriben no todas acaban la carrera o ejerciendo. Esa es una realidad a día de hoy. Pero no tiene por qué ser así. Yo siempre comento uno de los casos de nuestros alumnos. Damos clases de robótica y de tecnología a niños pequeños, y uno de ellos se sorprendió cuando hubo un cambio de profesor y fue un chico a darle clase. Ya llevaba tres profesoras de robótica, y le sorprendía tener el caso contrario. Lo que quiero es que se vea que eso puede suceder también.

¿La presencia femenina es mayor de lo que pensamos en la tecnología?

No hay el mismo número de hombres y de mujeres, pero hay más mujeres en tecnología de lo que puede parecer. La idea es que cada vez haya más.

¿Cómo descartó usted los prejuicios?

Fue por mi primo. Empezó a estudiar Informática y me pareció interesante. En mi casa fue un poco chocante, porque no entendían cómo quería estudiar Informática cuando no tenía ni ordenador.

¿Notó ese choque social durante su formación?

La verdad es que de aquella sí. Así como en el curso de robótica que hice tras el ciclo vi que había paridad, cuando yo estudié Informática, en mi clase éramos tres chicas y el resto eran todo chicos. Y la gente no se esperaba que lo que estuviese estudiando allí fuera informática.

Desde hace quince años es profesora de esas disciplinas. ¿La situación ha cambiado con sus alumnos?

Desgraciadamente tengo que decir que no mucho. En informática hoy en día el ordenador lo vamos utilizando todos y ahí se va notando más igualdad, pero en robótica el número de niñas que se apuntan a esta actividad es mucho menor que el de niños.

¿La solución pasa por visibilizar la propia experiencia?

Es importante que una niña vea a una mujer trabajando en un ámbito de tecnología y que lo vea como una realidad, hacer ver que el talento no tiene que ver con el sexo. Tenemos que quitarnos entre todos ese tabú y sobre todo animar a todas las niñas a que prueben, porque tenemos más opciones de las que estamos eligiendo.