Josele Santiago lleva tiempo rodando los temas de Transilvania, su quinto trabajo al margen de Los Enemigos, pero dice que es ahora cuando los enfrentará "a la prueba del algodón". Será a través del ciclo Los Acústicos del Playa, el formato íntimo con el que llegará esta noche al Playa Club (22.00 h.), donde desnudará, aunque "con caña", las rabiosas letras de su último álbum.

Hay poco lugar para la esperanza en Transilvania. ¿Se ha dejado llevar por el pesimismo?

No, pero el pesimismo a veces es positivo. Si miras hacia otro lado y te dedicas a contar las bondades de la feria de Sevilla, los problemas seguirán allí. De todos modos, yo intento compensarlo siempre con un poco de sentido del humor y toda la luminosidad posible en la música. Ahora, en cuanto a la letra, uno mira a su alrededor y cuenta lo que ve. Y lo que yo veo no es para tirar cohetes.

Las letras de Transilvania recuerdan a esas que hacía en los 90 en La vida mata. ¿El mundo no ha avanzado desde entonces?

Depende en qué aspectos, pero la cosa es cíclica. Ahora está el resurgimiento de la derecha y de los ultraconservadores, de esa "reconquista de España" ? Yo siempre he sido bastante puñetero, y he pretendido ejercer de mosca cojonera con el sistema. En el siglo XX nos parecía impensable que el siglo XXI empezara así, pero es lo que ha hecho.

¿Por qué?

Se debe a una relajación general, nunca hay que bajar la guardia. En cuanto se da por superada una etapa? Aparecen estos exaltados.

Cuando escribió La vida mata era muy joven. ¿Qué sabe hoy de esa vida que no supiera entonces?

¡Tantas cosas! Aprendí precisamente a intentar no dramatizar, pero sin perder el ojo avizor. Hay problemas, pero no tienen por qué amargarte la vida. Yo espero ser un viejo agradable y feliz. Pero de joven te tomas muy a pecho todas estas injusticias, los bosques en los que ya no se ven animales y hay la mitad de árboles... Si no tenemos un mundo que pisar y que nos alimente, no habrá izquierdas, ni derechas ni nada.

El problema ecológico lo aborda en temas como Ángel. En él suena muy enfadado.

Me parece una manera eficaz de llamar la atención sobre que la especie humana se comporta como un virus con respecto a las demás especies del planeta. Pero no hay que olvidar nunca que estamos en el terreno de la ficción. Esto es algo que se tiene presente en el cine y la literatura, pero en el mundo de la música se olvida con demasiada frecuencia.

En la de este disco parece que se ha embarcado en cierta experimentación, ¿es así?

A nivel de arreglos, sobre todo. Raül Refree y yo llevábamos ya demasiados años hablando de trabajar juntos, así que le llamé y nos pusimos a ello sin prisas. Yo quería experimentar con un poco de electrónica, sintetizadores, y alejarme la formación clásica de guitarra, bajo y batería. Es una manera de grabar, pero lo que importa es tener una buena melodía y una buena letra.

Cuando comenzó en solitario tenía un sonido más lejano a Los Enemigos, pero desde Lecciones de vértigo la línea entre ambos proyectos se ha ido haciendo cada vez más estrecha?

Es posible. Mis dos primeros discos en solitario son más acústicos, porque en la última etapa de Los Enemigos había demasiado ruido, y eso me estaba agobiando. Yo me ahogaba en los conciertos, porque había una bronca muy frustrante para un letrista, y no se entendía un carajo. Pero llega un momento en el que me percato de que el rock se puede afrontar de muchas maneras, y que puedo regresar a ese mundo respetando esos espacios para que las canciones respiren.

¿Abandonar la música nunca fue una opción, entre un paso y otro?

No, la opción de abandonar la música vino después, con toda la crisis del 2007 y 2008. Hubo un par de años de sequía sin conciertos de los que no sabía cómo salir. Y estuve considerando buscar un trabajo y al carajo. Por suerte, encontramos esta solución, a la que nos acogimos muchos, de dar conciertos acústicos. Gracias a eso tiramos para delante, y ahora, como cualquier español de a pie, tengo abierto varios frentes.

¿Cómo los combina a nivel compositivo? Dice que es lento a la hora de escribir?

Abruma un poco. Pero, si te fijas, la frecuencia con la que saco discos es la misma, lo que pasa es que de vez en cuando sale uno de Los Enemigos. Salió Vida inteligente, y ya tenemos material para grabar otro. Es como si uno tuviera dos personalidades: de repente tocan Los Enemigos y de repente Josele. Ahora van a tocar Los Enemigos, está claro.