Hay una gran distancia entre Portland, la ciudad más grande de Oregón, y A Coruña, una urbe pequeña oculta en el Atlántico. Pero a Adriana Fuentes, cantante, no le cuesta encontrar la relación. "Si lo traduces, es algo así como tierra portuaria. En los conciertos siempre hacemos el guiño de decir que somos el Portland coruñés, porque podría ser el español", dice la vocalista de la banda que, desde hace años, se ha agenciado la localidad estadounidense como sello de su formación. La cultura anglosajona que encierra el nombre llega también a su música. La del grupo son temas en inglés, de corte pop-rock, que se visten de influencias funk y soul en el primer disco que presentarán esta noche (22.30 horas) en la Sala Pirámide.

El álbum, A place we know, es la luz al final de un túnel que se ha alargado demasiado. Tras su consolidación en 2015, cuando incorporaron una plantilla de miembros fija, la agrupación ha arañado tiempo al ajetreo diario para dar forma a un disco que han rodado "poco a poco", grabando cada instrumento por separado durante casi un año. El resultado, "un trabajo animado pero tranquilo", ha sido posible gracias a la aportación comunitaria. Una campaña de crowdfunding en Verkami fue lo que hizo posible materializar el sonido de Portland, que marca como línea de salida la madurez.

"Para quien lo escuche, este podría ser nuestro quinto disco. Cuando ya has tocado mucho, aunque no hayas grabado, tu música se hace más segura, y eso es lo que caracteriza a este álbum", explica Fuentes, que pone voz en la banda a historias de amor y desamor. El debut hoy de sus acordes será el inicio de una carrera de fondo, de la que el grupo, confiesa, solo espera "seguir tocando".