C ontinúa nuestra vecina Compostela con el homenaje a Gaos en el sesenta aniversario de su fallecimiento. En esta ocasión, le fue dedicada la primera parte de un concierto a cargo de la Real Filharmonía. Destacó la notable versión de la Impresión Nocturna, obra bellísima, de intenso sentimiento que Rubén Gimeno supo transmitir a orquesta y público. Esta pieza, la más grabada de Gaos, es una verdadera obra maestra que el músico coruñés escribió expresamente para ser interpretada, bajo su dirección, por la Orquesta Lamoureux en la Salle Gaveau, de París. También tuvieron particular relevancia las cinco canciones (una gallega y cuatro con texto en francés) que Joam Trillo, con su proverbial maestría en la orquestación revistió con un magnífico ropaje. La belleza de las obras y la excelente instrumentación de Trillo son más que suficientes para dar realce a estas maravillosas partituras, por lo que parece innecesario añadir introducciones e interludios aunque sean, como en este caso, muy breves. El atavío instrumental basta para dar realce a estas maravillas que nos legó Andrés Gaos. Brillantes lecturas de orquesta y batuta con una aportación excepcional de la mezzosoprano ilerdense, Marta Infante, impecable en la técnica vocal, en la expresión y hasta en la prosodia. Será difícil mejorar estas versiones. Un pequeño lunar: ¿no se precipita un poco en algún momento en Rosa de Abril? La Tormenta es una de las dos páginas orquestales de la ópera, Amor vedado. De ellas, me quedo con la primera; la tormenta me parece demasiado tópica y además el manejo de los vientos resulta poco equilibrado; tampoco la Filharmonía alcanzó su mejor momento en esta página. Conviene recordar que estos dos fragmentos los tocó por vez primera la Orquesta Sinfónica de Galicia en el Teatro Colón de A Coruña en diciembre de 2008, paso previo al estreno mundial de la ópera en versión de concierto, dentro de los importantes actos del cincuentenario de la muerte de Gaos (Palacio de la Ópera, A Coruña, 2009).