Que lo que ha unido el rock no lo separe el músico, ni la bandera. Ese parece ser el lema de The Riven, un híbrido sueco y español, que devuelve a la vida los ritmos de los 60 y los 70 desde su casual choque en Londres. Con Charlotta Ekebergh a la cabeza, y con un guitarrista, Arnau Díaz, que no olvida la Barcelona de la que vino, el grupo trabaja desde hace dos años en Estocolmo, donde compone, toca y hace migas entre cervezas con otras bandas de rock. Este viernes a las 22.30 h. estarán en el Garufa Club para presentar su primer largo homónimo, un segundo plato contundente tras su EP Blackbird, con el que aterrizarán en España de gira por primera vez.

Suecia, España y surgidos en Reino Unido. The Riven es un puzle de nacionalidades.

El grupo lo empezamos en Reino Unido porque estábamos todos en la misma universidad. Charlotta [Ekbergh], Max [Ternebring] y yo empezamos a tocar juntos, y decidimos darle más forma a esto. Estuvimos un año, y luego nos mudamos a Suecia.

Allí el panorama sonoro es más similar al suyo. ¿Buscaban una mejor acogida?

Sí. La escena ahora mismo en Suecia es bestial, nos gustan muchas bandas de allí como Graveyard, y creímos que podíamos encajar bien en ella. También queríamos cambiar de aires. A nivel artístico y de creatividad, ir a nuevos sitios siempre te da nuevas ideas.

¿No se dieron de bruces con una competencia mayor?

La verdad es que sí. En Suecia hay poco público para el nivel de bandas que hay. Y muy pocas de ellas tocan ahí. Pero queríamos mover un poco las cosas y ver cómo afectaba a nuestra música.

¿Y cómo ha afectado?

[Lo piensa] El productor del disco [Ola Ersfjord] es de Estocolmo y, aunque grabamos en Madrid, ha trabajado con muchas bandas suecas, así que nos ha ayudado a encajar nuestro sonido en esa escena. Nos gustan estas bandas que cogen los años 70 y los llevan un poco más allá.

En este The Riven da la sensación de que intensifican más si cabe esa mirada al pasado.

Puede ser. Tratamos de buscar un sonido más antiguo. Lo grabamos en cinta, tocando juntos...

¿Por nostalgia?

Por no perder la musicalidad y la creatividad. Cuando grabamos escuchándonos los unos a los otros y sin editar tanto el resultado, hay una afinidad que hace hablar a la canción mucho más que si fuera un sonido perfecto y limpio. Queremos mantener la esencia, más que buscar un sonido pulido.

Uno de sus primeros singles fue Far beyond . ¿Era ya una declaración de intenciones?

Sí. Far beyond para nosotros es la canción más atrevida a nivel compositivo. Ahora estamos componiendo las canciones para el próximo disco, y también queremos ir un poco más "far beyond" [más allá]. Queremos hacer algo que suene diferente.

En Leap of faith hablan de saltos de fe, ¿cuántos ha tenido que dar The Riven?

Todo el grupo ha sido ir atreviéndonos a hacer cosas. Cuando estábamos en Londres, teníamos buenos trabajos, pero decidimos comenzar esto. Lo primero que hicimos fue componer cinco canciones y meternos en un estudio directamente sin saber lo que la gente pensaba de ellas. Cuando vimos que funcionaban, que en Suecia la cosa iba bien, también decidimos ir para allá.

Ahora se embarcan en su primera gira por España, ¿el listón está más alto para usted que para ningún otro?

Sí. Siento que he de probarme a mí mismo, que tengo que hacerme valer más. Pero me emociona volver. Llevo desde los 18 años sin tocar por España, y me ilusiona tener la oportunidad. De momento no me planteo regresar, pero ya veremos dónde acabamos. Dos meses antes de mudarme, tampoco tenía ni idea de que iría a Suecia [risas].