La diferencia asusta. Al que no encaja se le mira con reticencia, se le excluye o se le pone en un cajón, donde las etiquetas proporcionan esa sensación de seguridad que se persigue con casillas en lugar de con empatía. Pero la diferencia, paradójicamente, también puede ser un punto de encuentro entre las personas. "Cada uno de nosotros es diverso. No hay un ellos y un nosotros, hay un todos, y por eso tenemos que romper esa barrera", dice Cristina de la Puente, directora de proyectos de la Asociación Poten100mos y su plataforma DiversidArte.

La entidad, dedicada a la integración de las personas en riesgo de exclusión, inauguraba ayer una muestra sobre los mimbres en los que todos confluimos, incluso aunque lo hagamos de distintas maneras. Que todos amamos, escuchamos música, nos expresamos o fallecemos queda claro en Taigeto, sueños y normalidad a través de casi medio centenar de fotografías, con las que se reivindican esos caminos que cada uno transita a su modo, pero que, no por ello, pierden su esencia común.

"Las formas de manifestar el cariño, por ejemplo, son diferentes, pero lo que importa es que al final no deja de ser cariño. Se trata de cosas que todos hacemos", explica la coordinadora, que ha encontrado en el arte "la herramienta más sencilla" para levantar esos puentes entre la sociedad y los colectivos más vulnerables. Su carácter universal lo pone en práctica a través del programa creativo de Poten100mos, DiversidArte, que une en la exposición el trabajo de 60 personas con distintos factores de exclusión. Entre ellos está la diversidad sensorial, la física o la intelectual, pero también gente dependiente, seropositiva, migrante o del colectivo LGTBI, un abanico de particularidades que compartirán espacio, hasta el 7 de julio y amparada por el proyecto de Cultura Accesible e Inclusiva de Fundación Emalcsa, en la Casa Museo Casares Quiroga.

La Fundación Adcor, CAPD, ONCE, Grumico y la Liga Reumatolóxica Galega, así como Accem, Aclad, CASCO y ALAS son el paraguas bajo el que sus autores se reúnen de forma cotidiana. En la muestra trabajan desde principios de febrero, guiados por la mano experta de ocho fotógrafos profesionales, con los que han salido a inmortalizar el mundo tras varias tormentas de ideas.

Reunidos en ocho agrupaciones, los participantes tuvieron que escoger tres temas que supusieran esa zona común de la que parte el proyecto, y que ha implicado, asegura De la Puente, la creación de más de un grupo de WhatsApp. Después se lanzaron a las calles para captarlos con sus objetivos, haciendo estallar el flash en espacios como la estación de tren o el Cementerio de San Amaro, y llegando a descubrir, en ocasiones, una vocación fotográfica que no sabían que tenían.

La unión en la actividad de colectivos tan dispares ha permitido a sus miembros "trabajar en equipo" y "salir de su caja y de los problemas" que los aquejan. La muestra también ayuda a quien la visita al demostrar que la diversidad "son solo circunstancias", y que "no deberíamos hacer diferencias" entre una u otra, sino tener ante ellas una "empatía universal".

Desde la dirección de Ponten100mos aseguran que tratan de acoger "cuantas sean posibles", para compartir "la diversidad en su sentido más amplio". A la institución acude desde sus inicios todo un crisol de personas vulnerables, una media de 150 al año, que se benefician de sus programas de desarrollo e inclusión sociolaboral.

En los últimos tiempos, despuntan entre sus filas sobre todo los jóvenes, las mujeres víctimas de violencia de género, y los migrantes procedentes de Venezuela. La asociación les ofrece desde el minuto uno un "acompañamiento personal" que incluye puntos como la búsqueda de vivienda, recursos o trabajo, y que ofrece la creatividad de DiversidArte como vía paralela de integración.