Hace ya unos meses que la Escuela de Danza Carmen parece una colmena. Pero durante las últimas semanas, con la proximidad de su gala de fin de curso, el ajetreo se ha intensificado. Con los nervios del "día grande" en la boca del estómago, y el cansancio de más de cuatro meses de ensayos a las espaldas, los más de cien alumnos del centro entran y salen por sus puertas con la mente en ese paso que todavía se les atraviesa, o en la puntada que le falta al vestuario. La inquietud crece si piensan que mañana es la última oportunidad para solventar esos detalles, para resolver dudas y dejarse aconsejar por el profesorado, antes de salir a las tablas del Teatro Rosalía y hacer brillar todo lo aprendido durante esta temporada.

Al frente de ellos, y armando este "puzle que hay que encajar", se encuentra su directora Carmen Mejuto. La responsable de la escuela ha tenido que abrir "hasta los domingos" en esta recta final de ensayos, que ha sido "un no parar" hacia una meta que todos, ya sea por cansancio o por emoción, están deseosos de alcanzar. Este miércoles, a las 20.00 horas, se cumplirá el deseo con un espectáculo muy atado a los tiempos que corren y carácter reivindicativo. Con Mujeres, la apuesta de este año, el centro ha querido "hacer un homenaje" a la figura femenina tanto dentro como fuera de las tablas, al que darán vida 160 estudiantes con edades que van desde los 3 hasta los más de 70 años.

Serán los más pequeños los que den inicio a la gala con una dedicatoria "a las madres y a las abuelas", y un repaso por nombres relevantes del mundo del espectáculo como Madonna o Celia Cruz. Sobre el escenario se reunirán todos los estilos de baile que imparte la institución, con "la gran desconocida de la danza española", la escuela bolera, como punto de partida, y otro género que todavía asoma tímido en la urbe como cierre, los pasos hindús del kathak.

Entremedias, habrá coreografías de ballet clásico y contemporáneo, flamenco, danza oriental y moderna. El espectáculo se recrudecerá de la mano de los mayores con un giro temático hacia "asuntos más sensibles", que dejarán el ámbito de la familia de los niños para abordar cuestiones como la violencia de género y el cáncer de mama.

El objetivo, indica Mejuto, es llegar a involucrar a todas las sensibilidades. La escuela quiere ofrecer "una gala atípica", "atractiva para todos", y lograr que el público "no se vaya tras ver a sus hijos", sino "que se quede hasta el final". Para ello, ha incluido varias sorpresas, y un guiño al medioambiente y a la conciencia ecológica. La principal, sin embargo, será la de la igualdad con su grito por el empoderamiento femenino, un asunto con el que los estudiantes se han volcado por completo. "Hubo varias opiniones, pero a casi todo el mundo le encantó. Es cierto que hubo quien dijo que era un tema muy visto, pero nosotros queríamos exponerlo con la danza", cuenta la directora.

Dice Mejuto que llegar al eje fue un proceso de ensayo y error, de reuniones con las maestras para "valorar" la viabilidad de las propuestas, y de un golpe en la mesa, ya al final, con el que todo quedó claro. "Vi que estábamos haciendo consideraciones en las que se reflejaba mucho a la mujer, y dije: 'Vamos a reflejarlas a todas en el escenario", recuerda la responsable, para la que la danza todavía necesita un impulso en temas de igualdad. El origen del problema lo sitúa en las aulas, donde la presencia masculina escasea. "Las niñas pueden bailar y hacer deporte, pero a los niños entrar en el baile les resulta más difícil. La traba no son ellos, sino la educación que tenemos todavía", lamenta.

Una vez fuera, advierte, la equidad no mejora. "Se les abren más las puertas a los varones, no sé si porque escasean o por el mundo en el que vivimos", apunta la directora, a la que le gustaría que se reconociese, además, el valor de la propia danza. Este viernes, a las 23.00 horas, su centro volverá a demostrar todas sus posibilidades en O Parrote, donde ofrecerá una representación acortada de la gala.