Agotó entradas en su inicio de gira en la ciudad, y ahora, en su cierre, repite la victoria. Para Miriam Rodríguez (A Coruña, 1996), finalista de Operación Triunfo 2017, tocar en casa es siempre un oasis. "Supone reencontrarme con caras conocidas y cercanas, pero también es una responsabilidad mayor", confiesa la artista, con casi diez meses de tour a sus espaldas. Esta noche, a las 21.00 horas, la coruñesa pondrá fin al periplo con un concierto en el Palacio de la Ópera, donde despedirá sus Cicatrices para emprender "nuevos proyectos" a lo largo del verano.

¿Qué supone volver a casa después de toda la vorágine de la gira?

A mí me da felicidad, y una emoción especial. Supongo que por esa morriña interna que siempre tenemos los gallegos. En cada ciudad me sentí arropada, y estoy muy agradecida, pero lo cierto es que en estos momentos regresar es cerrar el círculo que empezó aquí mismo hace siete meses.

En su tema Mejor sin miedo habla de salir de la zona de confort. ¿Qué la ha sacado a usted de la suya durante este tiempo?

El enfrentarme a todo tipo de situaciones, y aprender a salir de ellas, porque no había más opción. El tener inquietudes y ganas de trabajar, de aprender y de crecer constantes... Creo que es importante relativizar las cosas y hacer lo que quieres y sientes que debes hacer en cada momento.

¿Es el aprendizaje que le han dejado estos meses?

Por supuesto, cada día es una lección para mí. En todo este tiempo tuve la oportunidad de conocerme, de estar sola en muchos momentos, y de hacer un ejercicio de introspección total.

Ahora la paran por la calle, corean sus canciones... ¿Ya ha cogido la fama por los cuernos, o hay cosas que todavía le cuesta digerir?

Hay algo que me impacta y es que la gente cante mis canciones. Eso me emociona mucho. Pero creo que la fama simplemente es una consecuencia. No considero que el tener repercusión sea sinónimo de ganar nada. Lo principal y más importante es la música.

En ella ha pasado de la simple afición a la profesionalización. ¿Dedicarse al espectáculo es lo que se había imaginado cuando comenzaba?

La gran mayoría de cosas sí, aunque no es lo mismo imaginarlo y verlo desde fuera que vivirlo... Es un trabajo muy agradecido, a la par que exigente.

¿Y solitario? Las semanas las pasa entre camerinos, aeropuertos...

La soledad la gran mayoría de veces no está en los camerinos ni en los aeropuertos. De todos modos, también es necesario estar sola, para encontrar calma o trabajar.

Pero sí hablaba en Cicatrices de tener que afrontar sola las adversidades, ¿le han faltado manos amigas?

Nunca me han faltado personas con las que poder contar y hombros en los que apoyarme. Pero sí es cierto que soy una persona a la que le cuesta exteriorizar las cosas. A menudo mis preocupaciones me las reservo para mí e intento digerirlas sola.

La Miriam que describe parece muy lejana a la leona que todos conocen...

La verdad es que soy una persona en la que todo parece seguridad, fuerza, decisión... Quizás porque siempre tuve las cosas muy claras. Pero detrás de esa coraza hay una fragilidad y una vulnerabilidad importante. Cuando rompo a llorar en un escenario, es la emoción la que lleva las riendas. Creo que ese es el riesgo que las personas que escribimos y trabajamos con emociones reales tomamos desde un principio. Los sentimientos salen, cuando y donde sea.

Su entorno coincide en definirla sobre todo como perfeccionista. ¿Se rompe mucho la cabeza?

Sí. Soy una persona muy exigente y perfeccionista conmigo misma, a veces demasiado. Mi padre me enseñó que las cosas hay que hacerlas bien, o al menos intentarlo para que salgan regular.

¿No desconecta?

Intento desconectar con mis amigos. Leyendo también me disperso, pero lo cierto es que últimamente estoy concentrada en lo mismo. Desconecto del mundo cuando me encierro en el estudio con mis guitarras, mi piano y unas hojas en blanco.

Es una de las cosas que siempre tuvo claras, apostar por sus propias letras.

Siempre quise componer mis canciones, porque desde el primer día que tuve una guitarra en mis manos sentí la necesidad de contar y cantar mis propias historias. Al mismo tiempo, creo que es bueno aprender de la gente que te rodea. Yo tuve la oportunidad de hacerlo en mi primer álbum, con Pablo López, Vega o Andrés Suárez.

Desvelaba en su cuenta de Twitter la existencia de una libreta que se había dejado a medias... ¿Hay nuevas composiciones a la vista?

Sí. Desde que volví de la grabación de mi primer álbum escribí cosas nuevas, que a día de hoy ya están tomando forma. En julio y agosto estaré trabajando en nuevos proyectos, y en septiembre volveremos con muchas ganas.

Mientras, sigue acumulando fechas. ¿Parar ahora es un lujo que no puede permitirse?

Es que no tengo ganas de parar. Y estoy contenta y agradecida de que pueda ser así. Pero trataré de estar unos días con mi familia en mi tierra, porque también me hace mucha falta.