Crear arte a partir de las ciencias exactas fue lo que José Antonio Miguez se propuso cuando comenzó con su aventura en el mundo artístico. "Hace unos años nació en mí una necesidad de expresar mis vivencias a partir del lenguaje gráfico", recuerda el autor acerca de sus comienzos. Este artista, natural de Ourense, presenta una selección de veinte obras, en las que el ordenador ha sido la herramienta clave para su creación. La sede de Afundación, en el Cantón Grande, ofrece hasta el 31 de agosto Métrica y espiritualidad, una exposición que recoge algunas de sus composiciones, en las que quería hacer "una reinterpretación personal de la sección áurea", explica Miguez sobre la proporción geométrica armónica.

Elaboradas a partir de la serie de Fibonacci, una sucesión infinita de números naturales que comienza en 0 y 1, y en la que los números siguientes se obtienen a partir de la suma de los dos anteriores, Miguez comienza a crear figuras geométricas que ofrecen armonía visual a la vez que presentan cierta musicalidad.

El comisario de la exposición, Adolfo Wilson, resalta que el artista "es autodidacta, pero es un creador innato". En sus obras, Miguez quiso demostrar que en la lógica y las matemáticas reside un sentido de armonía y espiritualidad, donde la geometría tiene un papel esencial.

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Exposición 'Métrica y espiritualidad' del artista José Antonio Míguez en Afundación

Es un artista que reconoce que cada autor es diferente, y admite no haber tenido un mentor o artista del que aprender. "En Venezuela „afirma Miguez„ el arte geométrico es muy importante, pero creo que estos artistas en concreto no han sido un modelo a seguir para mí, pues cada autor tiene un lenguaje propio que le caracteriza". Miguez habla de sus obras explicando de forma sencilla el procedimiento que ha seguido para crearlas, un punto muy importante con el objetivo de que quienes no conozcan sus composiciones puedan entenderlas.

La exactitud numérica y las figuras marcaron el ritmo de su trabajo, en el que se encuentran alusiones al universo, donde figura y fondo interactúan. Con la inspiración inicial de Fibonacci, este artista elaboró sus piezas mediante la combinación de cuadrados, círculos y espirales, que van evolucionando en la superficie creando piezas únicas donde la proporción áurea ofrece un planteamiento armónico. Para Miguez, este proceso de creación artística ha consistido en "tratar de ser lo más objetivo posible en el autoconocimiento, a partir de la lógica, la abstracción y la geometría".

En sus inicios autodidactas, sus obras, creadas en papel con grafito, representaban mandalas „dibujos místicos del hinduismo y el budismo„ con significados simbólicos, que se dirigen hacia el pensamiento oriental, la filosofía zen y la noción del chacras. Posteriormente, tras comenzar a integrar el color, elementos orgánicos o la musicalidad, comienza su aventura con el mundo digital, donde predomina un lenguaje constructivista.