A las once de la noche, con sombrero cordobés y vestido rojo, salieron ayer La Mala Rodríguez y sus bailarinas para cantar Gitanas. En las primeras filas, las generaciones más jóvenes, los que la conocen desde hace tan solo unos meses o un año y, más atrás, cada vez más dispersos y en grupos más pequeños, aquellos a los que el nombre de La Mala Rodríguez les lleva acompañando desde los recién nacidos años 2000. Antes que ella „y después también con ella„ sobre el escenario, durante más de veinte minutos, Dj Kapi intentó calentar la plaza, con su mono rojo y efectos de luces rojas, una espera que se hizo larga para algunos de los seguidores de la cantante gaditana.

"Es increíble la vista desde aquí, me siento muy feliz de estar aquí esta noche", dijo la artista, cuando ya había cantado La Niña y La caja de madera. Sobre el escenario pidió que la acompañasen para interpretar Tengo un trato, cuyo estribillo se coreó en la plaza y pidió palmas y bailes para hacer un repaso por su carrera en el escenario coruñés. "¿Esto es una fiesta o no es una fiesta?", preguntó. Poco antes de que saliese La Mala Rodríguez, el Concello indicó que había 6.000 personas en María Pita.