A apenas dos años de cumplir la década en carretera, los miembros de Belako ya están lejos de aquellos chicos que se encontraron en un barrio de Mungia. Lo afirma Lander Zalakain, batería de la banda, y lo respaldan las últimas canciones de Render me numb, trivial violence, un álbum que han empapado de compromiso social. Por cada aspecto del mundo que cuestionan, dice el grupo, ellos se cuestionan más veces. Preocupados por no dejarse arrollar por la industria, y por no caer en pozos creativos, los vascos saldan este verano un trabajo con el que se han consolidado en el extranjero, y que tocarán este sábado en Riazor (22.00 h.) como cabezas de cartel del Noroeste Estrella Galicia.

Hablaban en redes de crecer con estilo, ¿es su lema ahora?

Sí. Tenemos esa necesidad de ir avanzando, y hacerlo con estilo significa hacerlo siendo fieles a lo que buscamos dentro de todo el jaleo musical que tenemos. Pero también perseguimos una coherencia en cuanto al mensaje que mandamos. Antes las letras de nuestras canciones hablaban de cosas menos importantes, pero ahora estamos mostrando una preocupación por temas sociales.

¿Han perdido el miedo a posicionarse?

En parte. Otra cosa que creo que ocurre es que, cuando empezamos, teníamos apenas 18 años. Ya ha pasado tiempo de aquello, y pienso que en el grupo hemos madurado como personas, no solo como músicos. Eso ha hecho que seamos conscientes de cómo está el mundo. Vemos cosas a nuestro alrededor que nos gustaría cambiar, y un día decidimos empezar a hablar de ello, porque no es un momento de quedarse callado.

En sus últimas canciones retrataban los ideales ficticios de la sociedad, ¿Belako ha tenido que lidiar con muchas falsas promesas?

En general, sí. Desde fuera, las cosas se idealizan tanto que la gente piensa que en Belako estamos forrados de pasta, cuando somos mileuristas. Nosotros trabajamos más que nadie, giras, ensayos, producción... No es todo subirse al escenario y que te aplaudan. Además, el hecho de ser dos chicas y dos chicos también ha hecho que el tratamiento que se nos ha dado haya sido diferente.

¿En qué sentido?

Muchas veces, en entrevistas, el tratamiento que se les ha dado a Lore [Billelabeitia] y a Cris [Lizarraga ] ha sido peor. Yo creo que es porque estamos poco acostumbrados a ver a mujeres tanto en el escenario como detrás de él. Y no debería ser así. Todo este recorrido que hemos tenido es lo que nos ha hecho tener ganas de protestar.

Últimamente han hecho mucha campaña contra la violencia en los directos, ¿se han enfrentado a situaciones complicadas sobre el escenario?

No nos gusta cómo se ponen determinadas personas. Hacen lo que se conoce como el pogo, se ponen locos a repartir a los que tienen a su alrededor. La gente nos escribía por las redes sociales que nos fijáramos, y nos pusimos como objetivo hacer que el espacio del público en nuestros conciertos fuera un espacio seguro.

Precisamente la violencia es el tema de su último trabajo

La violencia que a priori no se considera como tal. Cosas que hemos visto, y que nos llegan a través de Internet, la televisión, la radio... Cuenta el momento en el que estábamos y lo que pasaba por nuestras cabezas. En ese sentido, puede que este disco sea lo más importante que hemos hecho.

¿Les ha dado tanto?

Nos ha dado bastante, sí. Creo que este álbum ha cambiado el rumbo de Belako, porque con él empezamos a tocar fuera, a conocer a otros públicos. También el proceso de creación fue largo. Yo creo que, desde Render me numb, nos estamos tomando el hacer los discos con más responsabilidad, también porque hemos llegado a un punto en el que nos podemos permitir hacer las cosas más pausadamente. Aunque es verdad que ahora tenemos en verano nueve actuaciones básicamente para hacer caja y poder sobrevivir...

Esa relación que se ha creado entre música y precariedad, ¿es ya irreversible?

Yo veo que la cosa está muy mal. Los políticos tienen que ponerse las pilas, porque si no se van a cargar la cultura, y la cultura es calidad de vida. Además, está la industria, que estipula unas cosas. Nosotras con los años hemos visto cómo son esas zonas oscuras de la música, y creo que eso nos ha quitado un poco la ilusión.

¿Querrían desaprender?

[Piensa] No sé si hay que desaprender algo, pero creo que hemos perdido inocencia, algo que sí teníamos al principio. Los primeros años daba igual todo, éramos más espontáneas...

Y al profesionalizarse...

Con la profesionalización pierdes frescura. Si fuera por nosotras, no estaríamos pensando ni en discográficas, ni en promotores. Seguimos yendo a los conciertos felices, pero ahora hemos aceptado algunas cosas que, en su día dijimos: "Esto no lo vamos a hacer nunca".

¿Cómo qué?

Como el hecho de tener que sacar los discos un día en concreto. Que te diga la discográfica: "Tienen que salir los viernes, porque lo manda la industria". Te dicen que, si no, no venderás tu trabajo, que nadie te prestará atención... Son cosas que hemos asumido. Nos hemos dado cuenta de que, para poder vivir de esto, igual hay que hacerlas.

¿Y para el próximo álbum? ¿Les han puesto fecha?

Saldrá en primavera del 2020, pero todavía está todo muy en el aire. Repetirnos se hace más fácil, y por eso nos está costando un poco más. Pero, si algo tenemos claro, es que aquello que saquemos será algo que nos emocione, no algo a medias tintas o porque lo requiera la industria. Tenemos seis temas enteros y otros cuantos bocetos, y creo que va a ser un disco bastante Belako.