Se define como un trovador tecno, alguien que rompe moldes sin planearlo, y que igual puede embarcarse en la electrónica que en el bolero. Joël Iriarte (Barcelona, 1981), el músico debajo de Joe Crepúsculo, nunca deja de buscar. Tras lanzar este año temas como Todo se corrompe, y después de resumirse en un recopilatorio, el artista continúa a la caza de nuevos horizontes musicales. De sus últimos descubrimientos dará pinceladas este domingo en el Paseo de los Puentes (20.30 h.), como cierre del Noroeste Estrella Galicia.

Pocos se imaginaban antes de su llegada que se pudiera bailar al ritmo del mito de la caverna de Platón...

Sí. Imagino que el hecho de haber estudiado filosofía me permitió tratar esos temas de una manera sencilla, pero a la vez profunda. Es lo que trato de hacer con mi música. Intento que mis canciones sean sencillas y complejas a la vez.

¿Vive en la dualidad?

No. Es que creo que la música de un autor tiene que reflejar cómo es él. Y podemos ser gente con sentido del humor, pero también triste o filosófica. Yo quiero que mi música sea como yo.

¿No teme que no se le tome en serio?

La música últimamente está cambiando mucho. Sí que es verdad que, en los años 90, parecía que tenía que estar muy diferenciado el músico cómico del otro. Pero hay muchos aspectos de la comedia en la música que cada vez se tienen más en cuenta.

La suya no es solo ecléctica en los temas, sino también en el estilo. ¿Es tan camaleónico en la vida como en la música?

Yo creo que sí. No soy una persona cerrada, de costumbres, sino que intento abrirme. Me gusta mucho escuchar música nueva, aunque prefiero especialmente la de los 70, pero me interesa saber qué es lo que está pasando... Por ejemplo, el trap, que se oye mucho ahora, y música tradicional gallega. El otro día compré unos vinilos con gaitas y los estuve escuchando.

Da la sensación de que toda su carrera ha sido una lucha para quitarse de rutinas creativas.

[Lo piensa] Podría ser, aunque luego soy una persona muy rutinaria para trabajar. Me levanto muy pronto, me pongo a hacer canciones a las 08.00 horas... Me considero alguien al que le gusta crear y que, en los diferentes momentos de su vida, ha pasado por distintos estilos. Pero no lo he hecho para romper moldes, sino porque me apetecía en ese momento. Y sí, podría parecer que quería poner el dedo en algo que molestara, los hipsters y todo eso. Pero no ha sido así, aunque en muchos casos me he adelantado a muchas cosas.

Dice que ahora tarda más en componer, ¿el éxito le ha vuelto metódico?

No metódico, pero sí que me ha vuelto más responsable. Yo nunca me había imaginado que podría llegar a tanta gente, y creo que eso genera cierta responsabilidad. Al principio, era todo más punki, pero ahora quiero que todo suene mejor. Si puedes llegar a tanta gente, tienes que hacerlo bien.

Estos meses ha estado encadenando singles, ¿se ha sumado a la ola de los temas sueltos?

No me lo he planteado. Tengo diez discos publicados, así que de momento no quiero plantearme si esto va a ser parte de otro o no. Voy tanteando cómo funciona, doy conciertos con mis canciones...

Una se la dedica a España. Con lo delicado que está el tema del patriotismo...

Sí. Además, siendo catalán y viviendo en Madrid... Pero esta canción pasó un poco de puntillas, nadie quería romperme la cabeza. Yo tampoco quería buscar la polémica, solo hacer un tema sobre España. En un momento en el que estaban los ánimos un poco caldeados, quería aportar un poco de frescura y humor.

El tema está plagado de estereotipos, ¿usted los ha sufrido?

Sí, sí. En la música siempre hay etiquetas. En mis inicios con Tarántula, a mí me calificaban como música de los años 80. Incluso cuando voy a América a tocar, la gente me relaciona con Alaska.

Habla de sus inicios. Aquellos fueron tiempos duros.

Sí. Me echaron del trabajo, y saqué estos discos que estaban gratis en Internet, porque no había streaming ni nada. Era una manera diferente de hacer las cosas. Me puse en números rojos, pero luego fue bien. Valió la pena esa apuesta.

Diez años después, ¿qué se ha demostrado a sí mismo con ella?

Me he demostrado que podía estar sobre un escenario y hacer que la gente se divirtiera. Y que podía colaborar con artistas con los que no imaginaba que podría colaborar. La verdad es que la música es un aprendizaje continuo, y creo que tengo mucho que aprender, por eso tengo algo que decir. En el momento en el que piense que lo que he hecho es lo mejor, imagino que probablemente será un bodrio patatero.