A Manuel Lógar, Ángel Insua y Fernando López-Pita les une la amistad. También una generación, la del 93, con esas ganas de emprender propias del que todavía vive en la veintena, y una pasión por la cinematografía que arrastran desde la infancia. Pero el hambre que estos coruñeses sienten por la gran pantalla sobrepasa la escena cultural de su cuna. Navegando entre el Primavera do Cine de Vigo, el Cutocirtuito de Santiago o el Festival de Cine Internacional de Ourense, el trío ha encontrado un "mercado" gallego que no tiene respuesta en A Coruña, donde se han arremangado para hacer suyo aquello del "hazlo tú mismo" y crear su propio ciclo de cine independiente.

El Cormorán Film Fest, casi una semana de proyecciones de filmes europeos, remata ahora los últimos detalles para arrancar su primera edición. El programa comenzará el 9 de septiembre, y se alargará hasta el día 14 con una selección de títulos del continente, escogidos de circuitos como el de Berlín, Rotterdam, Toronto o la Semana de la Crítica de Cannes. En total, se visionarán una decena de piezas, tanto cortos como largos, en el Espazo Normal. El recinto de la Universidade de A Coruña será testigo preferente del combate entre las historias, que se rifarán el Premio del Jurado, el del Público y el original María Pita, pensado para recompensar las agallas de "la obra más valiente".

Con el galardón, el festival honra un riesgo que la mayoría de las candidatas cumplen desde la raíz. Los promotores de la iniciativa, juntos también como distribuidora en Cormorán Cinema, se han decantado en su debut por el cine "pegado a la realidad", que afronta los problemas sociales y políticos actuales sin desviar la mirada. "No creemos que el arte deba pontificar, pero sí mostrar todas las realidades. Tener a un espectador centrado durante horas entre tantos inputs de información es un tesoro, y el cine tiene que mojarse", indica López-Pita.

El promotor cita como ejemplo las luchas del "Brasil pre-Bolsonaro" que Eliza Capai narra en Espero a tua (Re)volta, y el retrato de la enfermedad mental de Marija Kavtaradze en Summer Survivors. Se trata de filmes con trasfondo, pero también con firma de mujer, un filtro con el que el Cormorán Film Fest ha copado gran parte del programa.

Aseguran sus organizadores que no han hecho "discriminación femenina", pero que están "orgullosos de poder dar visibilidad a las directoras". Actualmente trabajan para traerlas a A Coruña junto al resto de creadores, con el fin de protagonizar coloquios que completen el contacto con el público tras cada visionado. "La idea es que los autores se impliquen, que se pongan delante de chavales a los que les interese el cine", explican desde el ciclo, que busca poner más el foco en la calle que en los intelectualismos.

Frente a cultismos de pastiche, el Cormorán Film Fest se declara a contracorriente. "La concepción tradicional de un festival de cine es para prensa, entendidos y artistas. Nosotros queremos que sea popular y abierto", dice López-Pita, que espera "atraer a la gente joven". Como gancho para las nuevas generaciones, "cinco bandas emergentes" amenizarán el tramo final del cartel sobre el escenario de la Mardi Gras. El pop y rhythm and blues de Seda y Blanco Palamera el jueves 12 serán las primeras de estas propuestas musicales, que cerrarán los espectáculos de Hnos Muñoz, Oh! Ayatollah y Cabiria al día siguiente.

En próximas ediciones, el festival aguarda disolver la brecha entre música y pantalla, y aunar ambas caras en un mismo recinto. Desde la dirección se muestran convencidos de que A Coruña podrá "fagocitar" una iniciativa con este corte dual, especialmente dado la orfandad de este tipo de actividades en la urbe. "Es la única de Galicia que no tiene festival de cine. El (S8) está bien, pero es muy académico", apuntan, y hondean su réplica. "Hemos hecho esto desde la juventud, por las ganas. Queremos que ver películas sea divertido".