Golpe de timón en el Coliseum. Dirección: los sonidos urbanos, esa ristra de grupos comprometidos que se alejan de la amabilidad del pop al ritmo de los riffs más rockeros. Desde hace meses, el espacio se prepara para dar una vuelta de tuerca a su cartel, que reconoce "anclado" en las propuestas más comerciales. Abrirse a nuevos públicos, y reflotar el espíritu de la música más "revoltosa" en recinto cerrado es su meta de futuro a partir de este otoño, en el que ofrecerá un abanico de citas transgresoras con el REC Fest como punta de lanza.

El festival, que estrenará su primera edición este 23 de noviembre, reunirá a media docena de formaciones del segmento punk, reggae e incluso rap. La iniciativa parte del propio Coliseum mano a mano con Galicia Vella, una de las empresas que respondieron al "mensaje de alarma" que el edificio remitió a los promotores. "Está bien atender al público pop o al de Nicky Jam, pero nos faltaba un segmento. Hay una demanda obvia de acercar el sonido duro hacia el otoño del recinto", explica el gerente del espacio, Javier Rodríguez.

El encargado se muestra convencido de que el Coliseum podrá "absorber" esta nueva veta de programación, de la que se había distanciado en los últimos años tras citas como la de Judas Priest o Motörhead. Aunque sin dar la espalda a los ritmos más populares, en esta nueva etapa el edificio tratará de "crear marca" en registros más "desatendidos", para los que ha preparado el lanzamiento de un ciclo musical con vocación "de quedarse".

El REC Fest„ que responde a las siglas de Rock en Coruña„, ofrecerá en su primera edición cerca de seis horas de desenfreno, con los madrileños Ska-P como cabeza de cartel. Los de Vallecas recorrerán en su escenario las composiciones de más de 20 años de trayectoria, y presentarán su nuevo disco, Game Over, con el que alcanzan el octavo álbum de su carrera. Desde el Coliseum apuntan que la idea es hablar "más de festival que de artistas", y hacer de la propuesta un cajón de sastre para una palabra tan "grande" como el rock. La visita de la banda, que cosechó una gran aceptación en su última actuación hace casi una década, será con todo el punto álgido de la noche, que comenzará con Ezetaerre a partir de las 18.30 horas.

El grupo coruñés calentará los ánimos en los primeros instantes del festival a golpe de rap gallego. Desde la autonomía llegará también Bastards On Parade, puro punk celta con cuna en A Coruña, que ejercerá como el gancho más potente a nivel local. La dirección del ciclo ha querido dar peso a las bandas regionales, y aglutinar formaciones de diferentes puntos de Galicia. Dakidarría, un cóctel de ska, reggae y punk-rock, será "el mayor exponente" de esta meta, que se expandirá para albergar las fusiones de La Regadera y el rap femenino de Machete en Boca.

Que la bomba de sonido llegue ahora no es casualidad. El gerente del recinto quiere evitar "la competencia autonómica de proyectos parecidos" como el Resurrection Fest que, asegura, "se está comiendo toda la música dura" desde que iniciara su camino. La mejora del panorama para la música en directo es otro de los motivos que le llevan a arriesgar. "Acabamos de pasar una crisis económica que ha sacudido los conciertos, y eso ha hecho que el recinto se sustente sobre las apuestas más contrastadas de cara al público, como Melendi. Pero hoy Galicia ofrece mejores cifras, y queremos tratar de cubrir el máximo segmento de población", explica Rodríguez.

Diversificar en cuanto a espectadores es una de las líneas maestras en las que el edificio lleva tiempo trabajando. Su dirección trata de organizar "al menos una vez al año" un concierto para un target de edad por encima del de los festejos estivales, como el show de Ringo Starr en 2018, o el de Mark Knopfler este mes de mayo. Para el broche de 2019, el espacio contará además con los icónicos Pixies (26 de octubre), píldora de los sabores rock con los que se vestirá el edificio en este último tramo. Junto a su nuevo festival y el directo de los de Boston, el Coliseum apostará por la magia de Marea (5 de diciembre) y el fuego de Estopa, que alimentarán el propósito del recinto de descentralizar su programación fuera de los meses de verano.

Un buen año para el arte

Con el grueso de las citas ya cerrado, y a poco de tener que poner de nuevo a cero el contador, el Coliseum dilucida ya el que será su resultado de este ciclo. "Ha sido un año muy gratificante para nosotros. Nos encontramos con grandes protagonistas como Knopfler, y con shows al límite del lleno como el de Leiva", apostilla Rodríguez, que estima en 150.000 el número de espectadores en el que se situarán al final de diciembre.

Desde la dirección entienden la cifra como "buena", a pesar de no superar la obtenida en 2018. El espacio obtuvo entonces cerca de 200.000 asistentes, un 25% más que lo esperado este ejercicio, en el que la ausencia del Circo del Sol restará de la balanza las "50.000 entradas" vendidas que supone de media el espectáculo.