Sacar la música electrónica fuera "de las discotecas", y llevarla a un espacio más amable en el que haya cabida para todos. Ese es el objetivo del Fanzine Fest, el festival impulsado por el sello Fanzine Records, que acomete este año su V edición. Con un mayor paquete de artistas de distintos puntos del globo, y nuevos recintos como los Museos Científicos, el festejo se declara a estas alturas en su "mejor momento". Lo demostrará el 5 de diciembre con un concierto de Death Whistle en el Planetario (21.00 h.), desde donde extenderá la música por la urbe hasta el día 7.

Consolidarse y avanzar eran sus deseos el año pasado. ¿Lo han logrado en esta quinta edición?

Sí. Lo hemos conseguido en espacios, porque hemos sumado la Domus y el Planetario, algo que nos hace especial ilusión. Este año también tenemos más artistas, que además son músicos de más renombre, pero en nuestro programa todos van al mismo tamaño para evitar egos. No hacemos como la mayoría de los carteles, que ponen de relleno a los artistas locales, sino que pensamos más en qué música se adapta a cada espacio.

Menciona la incorporación de los museos. ¿Van hacia un Noroeste de música electrónica?

Es un concepto en el que nos hemos fijado, pero nuestra idea es ampliar en espacios, no en público. Lo que no queremos es que llegue a ser un festival de masas. El máximo aforo que tenemos es el de O Túnel, con 500 personas, y nuestra idea es que siga así.

Eso choca con el concepto de los grandes referentes del género, como Tomorrowland...

Es que la música electrónica es muy amplia, y esto es como si comparas un restaurante de comida rápida con uno de cinco estrellas. Los dos venden comida, pero no el mismo producto. Nosotros creemos que en España faltan propuestas para un público de pico más fino, al que tratamos de llegar.

Abrir camino hacia esa nueva idea, ¿ha sido lo más duro de estos cinco años?

Para nosotros lo más duro ha sido trabajar contra la mala imagen de la electrónica. Normalmente la gente lo que ve es Ibiza y el tema de las drogas, esa parte oscura. Pero también hay una parte muy cultural, que es la que intentamos mostrar. Lo que más nos cuesta es que estos nuevos espacios como la Fundación Seoane o el Planetario nos den la oportunidad de hacer cosas, porque tienen la idea de que es una música que les va a crear problemas. Por eso muy poca gente nos ha abierto la puerta desde el principio, primero hemos tenido mucho que demostrar.

¿Qué han supuesto esos estigmas en su carrera como dj?

Que la gente no te valora. Como le pasaba en los 70 a los que hacía rock, que los trataban de raros...

¿Siguen siendo los outsiders de la música?

Sí, pero se empieza a normalizar. Yo acabo de llegar de una gira por Latinoamérica, por ejemplo. Desde una ciudad como esta, con Fanzine estamos consiguiendo que nos hagan cada vez más caso como artistas. La gente también empieza a ver A Coruña como un punto de referencia en el mundo de la música electrónica.

¿La ciudad funciona como foco del género?

Sí, aunque Galicia sin duda está a años luz del resto de comunidades. Falta más estructura, porque aquí siempre llega todo más tarde, pero creo que tenemos un talento brutal. Lo que es fundamental es que las instituciones empiecen a apoyar esto como a otros estilos, porque vemos que a las músicas más jóvenes no se les da el valor que realmente tienen. Imagino que lo harán cuando sean algo más mainstream, y creo que llegarán tarde.