Cada vez que Piotr Beczala (Czechowice-Dziedzice, 1966) se subía a un escenario, una sombra le rondaba la cabeza: que una de sus cuerdas vocales, la izquierda, rompería en algún momento a sangrar. Tras diez años con la advertencia médica sobre la espalda, la profecía se cumplía el pasado septiembre, cuando tuvo que cancelar Un ballo in maschera en Berlín. "Siempre tenía la inquietud de que podía suceder, pero ahora me siento liberado. Sé que el problema se ha ido", dice el tenor, aliviado por su recuperación tan temprana.

Este miércoles, en su concierto en el teatro Colón (20.00 horas), el polaco promete estar en plenas facultades. Sabe que las necesitará para el recital que ha diseñado, en el que se deslizará desde Dvorak hasta las grandes óperas de autores como Verdi y Puccini, que interpretará por primera vez en la ciudad junto a la pianista Sarah Tysman.

Viene de un susto en la Deutsche Oper de Berlín. ¿Ya está al 100%?

Sí, por supuesto. El problema estaba en mi cuerda vocal izquierda, en la que había una vena. Hace diez años, los doctores dijeron que podía ocurrir que el vaso sangrara cuando cantase. Y eso es exactamente lo que pasó en Berlín, pero estaba en buenas manos. De hecho, he podido regresar a los escenarios antes de lo que esperaba, y eso es lo positivo [ríe].

El repertorio con el que arriba en el de A Coruña no es para medias tintas. Incluye a compositores como Puccini, pero también a otros menos conocidos como Rimsky-Korsakov.

Siento que mi deber es traer autores desconocidos. Cuando canto a Rimsky-Korsakov en Rusia, hablamos de un repertorio estándar. Y cuando canto a compositores españoles aquí, sucede lo mismo. Pero llevarle al público compositores que no conocen es lo interesante. Este recital es una combinación de canciones y arias, porque ese fue el deseo de A Coruña.

Entre ellas no faltará Massenet. Muchos no entienden hoy su Werther sin usted...

Sí, porque es una de mis roles de cabecera. Lo canté por primera vez hace más de 25 años, y seguir cantándolo desde entonces es un gran privilegio. Su aria es una de las piezas icónicas para un tenor.

Menciona su más de 20 años de carrera. ¿Qué debilidades ha tenido que trabajar para llegar hasta donde está hoy?

Para tener una larga carrera tienes que ser muy inteligente. Es la paradoja que conozco, porque es sabido que los tenores no son demasiado inteligentes [risas], pero tenemos que serlo. No basta con ser cuidadoso, porque incluso los que tienen una técnica sólida pueden cometer errores con un repertorio equivocado. Para cantar, tienes que pensar a largo plazo.

¿Es habitual tanta precaución?

No, ese es el problema que creo que tienen los cantantes jóvenes, que cantan pensando en el aquí y el ahora. Cuando, de hecho, lo que tendrían que hacer es pensar a cinco años vista. Yo ahora estoy cerrando contratos para 2025, y tengo que saber exactamente cómo va a funcionar mi voz y en qué dirección va a desarrollarse.

Su carrera lo ha hecho a un ritmo más pausado que la de sus coetáneos. ¿Han faltado oportunidades?

Fue mi decisión. No fue por mala suerte, sino porque pasé cinco años en los inicios de mi carrera en pequeños auditorios. Claro que hubo oportunidades para acelerar mi trayectoria. Después de buenas actuaciones, la gente quería llevarme más rápido a la cima, pero yo no estaba interesado en hacer carrera por hacerla.

¿Por qué?

Porque la carrera es una combinación de cosas buenas que obtienes como resultado. Pensar en tus inicios: "Tengo que ir al Metropolitan", es una mala motivación. Yo estuve muy libre de ellas, solo quería que ser el mejor artista posible y por eso soy quien soy.

Pero tendría aspiraciones...

No sería infeliz si cantara, por ejemplo, en el Teatro Colón de Buenos Aires. Pero sé que lo haré, y no me rompe el corazón no haber estado en él aún.

Allí cantaron muchos grandes, como María Callas. ¿Sigue habiendo divos en la lírica?

Hoy los divos están en la música pop, pero en la ópera somos buenos trabajadores. Claro que los medios tratan todavía de crear la imagen de la diva, y claro que tenemos a muchos, pero están sobrevalorados...

¿Como las producciones modernas? Usted se ha mostrado muy crítico con ellas.

En realidad, he visto algunas que tenían sentido. Mi problema es que el modo moderno de presentar la ópera consiste en invitar a gente a la que no le gusta la lírica. Hay algunos directores de escena que odian la ópera y que la hacen solo por ego o por dinero. Quieren probar que la ópera es anticuada, y que ellos son los únicos que pueden solucionarlo, y nos usan como herramientas para su locura. Claro que necesitamos aire fresco en la lírica, pero la calidad es lo más importante.

Este diciembre le veremos en una de esas nuevas producciones. Halka , de Moniuszko, que le toca muy de cerca.

Sí, yo canto sus arias desde hace años, porque creo que son maravillosas. Y quiero presentar su música a una audiencia internacional. Puede ser una producción muy moderna, ya que estábamos hablando de eso [risas], no es una representación tradicional polaca. Pero es un proyecto hermoso. En cuanto termine mis recitales en España, iré a Viena para comenzar mis ensayos.