Lo mejor de Los Plutones es que son grandes porque son pequeños. Lo dice Félix Arias, líder desde hace cuatro años del grupo, con el que comparte con niños y mayores los secretos del rock bajo el nombre del planeta que un día dejó de serlo. En su órbita interpretan periódicamente su Historia del rock, los grandes clásicos que el género gestó hasta la década de los 80. El camino, sin embargo, siempre guarda un pase a la de los 60 con The Beatles, una época a la que ni Arias, ni sus compañeros „Samuel Pérez y Alberto Villarroya„ pueden evitar regresar.

La banda le dedica a los británicos su próximo concierto, con el que hundirán mañana la Sala Mardi Gras (18.00 h.) en las profundidades del Liverpool más puro. Es un repertorio que tienen rodado, algunos desde la misma niñez a la que hoy aleccionan, y a la que se retrotraen cuando los primeros riffs empiezan a vibrar bajo los focos. A Félix Arias, cantante del grupo, el cuarteto le sabe invariablemente a infancia. "Soy músico por culpa de ellos", confirma el artista, que encontró su destino enterrado entre la colección musical de sus padres.

Con su Disco rojo, que el cuarteto sacó tras su separación en los 70, el coruñés se enamoró de las partituras de por vida. Solo tenía seis años, pero aquello fue suficiente, dice, para saber que "eso era lo que quería hacer". Otro recopilatorio, el Álbum azul, siguió al escarlata en la obsesión del cantante. "Con los tiempos los conseguí todos y ya me convertí en un friki", confiesa entre risas el intérprete, que guarda todavía las ascuas de una pasión que se ha ido templando con el tiempo.

Fue la Sala Mardi Gras la que le propuso ponerlas frente a los más pequeños, para dejar que prendieran. El local de la Torre le pidió un concierto de tipo didáctico, pero Arias lo desechó, en busca de algo que resultara más "emocionante". Decidió en su lugar tejer una historia "surrealista" sobre los de Liverpool, que cautivara e invitara "a escuchar su música". Un viaje a la India, a la que The Beatles se marchan de gira, le sirvió de excusa para ir hilando las canciones, que terminan con un feliz regreso a casa al ritmo del icónico Yellow submarine.

"Contamos que han perdido el avión, pero que tienen atracado el submarino amarillo en el puerto. Es el tema que los niños salen a tocar, junto a un bis de Hey Jude", dice Arias. El "simulacro de ensayo" es el único momento de corte educativo del concierto, en el que Los Plutones tratan de difundir mensajes como el valor de la música como oficio y el trabajo duro que acarrea. Lo fundamental, no obstante, es convertirse en "el primer concierto de rock" de los pequeños, y que aprendan, con esos clásicos que marcaron a generaciones, a "ser felices" con su escucha.

"Queremos que tengan la opción de conocer muchos géneros. Yo no creo que exista una música para adultos y otra para niños, y veo que ahora hay una oferta más amplia para los segundos", apunta Arias. El coruñés habla no solo por experiencia propia, sino también por lo que observa a diario como docente musical. Desde hace años, trabaja en la Escuela Infantil de Monte Alto, y en la Carmen Cervigón, dos centros para los que ha creado una lista de canciones de su autoría que ya ha reunido en un disco, Herba pequerrechiña.

Un músico con carretera

El trabajo de Arias para los más pequeños está todavía pendiente de edición, perdido en la marabunta de proyectos en los que participa. "El problema es que diversifico mucho", reconoce el músico, que acaba de lanzar un álbum de versiones, No more lonely nights. El recopilatorio lo presentará este 31 de octubre en el BâBâ Bar, donde sentirá "el respeto del público" que ganó con su proyecto junto a Xoel López, Lovely Luna. Dice que la escena se ha complicado desde entonces, que ahora "hay mucha gente tocando", pero no puede esconder en los ojos ese espíritu que, en Santiago, le hacía entonar aquel So sad about us de The Who bajo la lluvia.