Música francesa y una mayor presencia de compositores gallegos integran la nueva temporada de la Orquesta Sinfónica de Galicia (OSG), que iniciaba este mes su programa 2019-2020. Su director, Dima Slobodeniouk, afronta con ella el que será su séptimo año al frente del grupo, que denuncia la situación de inestabilidad económica y de falta de espacios en la que se encuentra.

Regresan en esta temporada al repertorio centroeuropeo, en el que la OSG es bastante experta. ¿Van a jugar sobre seguro?

El repertorio no puede clasificarse en seguro e inseguro. Es siempre una combinación de cosas. Yo lo que intento no hacer nunca en el programa es añadir un tema, porque es aburrido. ¿Por qué se hace? En realidad, para el público no suele ser lo más importante.

¿Qué lo es para usted, en este nuevo horizonte que se le abre con la orquesta?

Está el trabajo con el coro, que es vital. Queremos dejar claro que no se trata solo de la Sinfónica, sino que también hay una coral, y que vamos a utilizarla junto a la Orquesta Joven. Solo espero que podamos tener el apoyo financiero para continuar con este trabajo.

¿Les pesa la incertidumbre económica?

Nos afecta directamente, y mucho. Por ejemplo, hemos cancelado tres o cuatro giras y no hemos podido representar a Galicia fuera, porque no hay apoyo monetario.

¿Desde cuándo sienten esa falta de compromiso?

Fue de repente, la gente cambió. Cuando se creó la orquesta había una voluntad política muy fuerte, pero ahora siento que a nadie le importa este auditorio. A aquellos que podrían hacer algo, no les interesa, cuando la cultura es algo en lo que hay que invertir.

El suyo en realidad no es solo un problema monetario. También les fallan los espacios.

[Risas] ¡Sí, están fuera de servicio! Ahora mismo no podemos utilizar la sala Mozart, por ejemplo. Además, hay solo tres camerinos donde puedes cambiarte de ropa, y tenemos un pasillo cerrado por el radón. Pero no puedes pensar que estás seguro, porque el radón está por todos lados. Si la Sinfónica de Galicia fuera una compañía, la gente se pondría en huelga por las condiciones de trabajo.

Ahora se está estudiando la gestión municipal del recinto, ¿qué opinaría del cambio?

Es un asunto complicado, pero si tuviéramos una opción para gestionar nosotros este auditorio con el Consorcio [para la Promoción de la Música]... Sería mucho más fácil. Pero yo creo que, en este momento, no podemos gestionarnos mejor de ninguna manera.

¿Y Comar tiene interés?

Ellos [la concesionaria del Palacio, Comar] no tienen claro que no tengan interés, aunque no hagan nada salvo cambiar las butacas. Dependemos de algo [Comar] con lo que no tenemos contacto. Las negociaciones no existen desde hace dos años.

¿No hay conversaciones?

Hay conversaciones, pero no ocurre nada. Y llevamos así mucho. Muchas veces me siento muy triste por los músicos.

Aun así, también tienen buenas nuevas. Volverán a grabar a Stravinski con su Sinfonía de los salmos.

Para mí Stravinski es toda una declaración. La Sinfonía de los salmos es de las últimas obras que tienen este carácter de reliquia en el siglo XX, porque a partir de entonces todo fue más urbano. Y sí, vamos a grabar un disco de Stravinski. Tenemos un sello discográfico, BIS, que es una firma muy importante, así que es una cosa muy grande para esta orquesta.

Ha renovado con ella por tres años más, ¿tan a gusto está aquí?

¡Claro! He vivido aquí más de cinco años, A Coruña es mi ciudad ahora. Estoy trabajando mucho fuera también, pero mi casa está aquí.

Así que si le digo 2022...

Por ahora serán tres años, después de verdad no sé qué voy a hacer.

¿No será tan longevo como Víctor Pablo, que estuvo 20?

Es difícil de decir ahora, pero no puedo imaginar cómo sería mantener una buena relación con la orquesta durante 20 años. Probablemente con otra gente es posible, pero conmigo no. Para mí, 20 años son demasiados.

¿Por qué?

Porque una orquesta tiene que reciclarse. Yo voy a hacer las cosas a mi manera, pero la orquesta siempre va a necesitar cosas nuevas. Lo mejor para eso es trabajar de modo muy intenso unos años y después que venga otro.

¿Usted ha evitado por ahora caer en la rutina?

Claro que hay rutinas. Tanto positivas, que es saber cómo se funciona, como negativas. Pero hacer un programa y luego otro, tocar una y otra vez así... Eso no lo quiero. La verdad es que yo no he repetido muchas obras con la orquesta. Lo malo es que, ahora mismo, estamos en peligro de cortar toda la cantidad de cosas que hacemos.

¿Qué es lo que peligra con esta situación?

Trabajar con el coro está en peligro, porque no podemos planear nada, ya que probablemente no podremos pagarlo. Y la Orquesta Joven, lo mismo. Vamos a hacer menos cosas, y es triste, porque hablamos de la cantera.

¿Desaparecerá SonFuturo?

Esa es mi preocupación. ¿Qué pasará? No podemos organizar proyectos, así que tocaremos cada vez menos y menos. Pero, a pesar de todo, seguimos trabajando. Aquí nunca nos rendimos.