"Cada vez que una mujer hace algo que le dicen que no puede hacer, abre camino a las demás". Siempre y cuando„debería añadir la ilustradora Julia Soler„ haya alguien que la recuerde. En cuestión de gestas, la historia no ha sido nunca demasiado amable con las hazañas realizadas en enaguas y vestido y, entre los pocos nombres que mantiene, ha sido también selectiva. ¿Qué fue de aquellas mujeres que no gozaron de una posición social elevada o que no tuvieron maridos influyentes que les dieran voz? Para la mayoría, responde Soler, el destino fue el olvido.

La coruñesa ha querido zambullirse en esos rostros que aún permanecen anónimos en el relato del feminismo. Su pluma ha sido el arma con el que ha dado color a la biografía de seis náufragas de la historia, que entre el siglo XVI y XX lograron quizá la conquista más grande, la de su propia libertad. A base de tinta negra, y un tono para cada una, ha trazado las facciones de esas mujeres que encararon "una época en la que no valían nada". "Muchas se tuvieron que hacer pasar por hombres, porque la independencia era algo destinado solo a ellos", lamenta la artista, parte visual del último trabajo de Chus Sánchez.

La escritora es la responsable del compendio de relatos que recoge Eligieron ser libres, una publicación que se presentará este jueves en la librería Berbiriana (19.30 horas), y en la que decidió embarcarse tanto por compromiso como por cierta insatisfacción. "Ahora hay una tendencia en la literatura a rescatar figuras femeninas, pero no termino de identificarme con los modelos. O tenían vidas muy privilegiadas, como Rosalía de Castro, o muy académicas, como Marie Curie, y yo quería leer sobre vidas más anónimas", explica. Confiesa la periodista que decidirlo fue más fácil que encontrarlas. Para armar su obra, la autora tuvo que bucear en ensayos, polvorientas revistas militares y memorias de otras ilustres como Concepción Arenal, donde se topó con un hallazgo que convirtió en verdad una vida que hasta entonces era mito.

Pepa La Loba, una bandolera que recorrió en el siglo XIX los montes con la sola compañía de su perro, fue la joya que escondía una de las referencias de la pionera feminista, que aseguró haberla visto en prisión. "Para mí es la historia que tiene más impacto, porque sufrió mucho por su condición de mujer. Se enfrentó a falsas acusaciones de asesinato y la encarcelaron ", relata la autora. También especialmente osada fue Ana María de Soto. En pleno siglo XVI, la cordobesa se convirtió en la primera mujer marine, tras enrolarse disfrazada con ropas de hombre.

En estas osadías, las mujeres se enfrentaban a riesgos muy reales. A Soto la descubrieron estando ya a bordo, cuando las enfermedades propias de los viajes por alta mar la obligaron a un reconocimiento médico. Quiso la suerte que la condecoraran en lugar de encarcelarla, pero fue una excepción. Elisa y Marcela, la pareja que protagonizó en A Coruña el primer matrimonio homosexual de España en 1901 no corrió el mismo sino, y tuvo que huir a Oporto acuciada por la sociedad y la prensa.

Su historia convive ahora con otras como la de Catalina Bustamante, que luchó por la educación de las indígenas en los primeros viajes al Nuevo Mundo, o la de Marina Vega, mucho más reciente. La espía, que ayudó a cruzar la frontera francesa a decenas de judíos durante la Segunda Guerra Mundial, sigue todavía viva, pero no por ello más encumbrada.

Para Julia Soler, el silencio sobre estas hazañas ha sido una cuestión de statu quo. "Hay cosas en la historia que se quisieron omitir para que no sentaran precedente y no hicieran que se tambalease la sociedad", apunta la ilustradora, que asegura que ese manto acaricia no solo a las conquistas históricas, sino también a las artes. "De todos los cuadros que hay en el Museo del Prado, solo 6 o 7 están firmados por mujeres, y en el cómic hay una preponderancia de los hombres", denuncia.

Un tintero que no se agota

Tanto Soler como Chus Sánchez auguran una continuación de Eligieron ser libres, en la que presumiblemente volverán a trabajar juntas. "Lo hemos hablado, porque quedan muchas mujeres en el tintero. Hay muchas gestas que contar, y muchas vidas que no deberían ser anónimas", apostilla la escritora. Pero para seguir con su lucha contra el olvido, indican, lo primero es encontrar el tiempo para ponerse a ello. Este jueves, en la cita en Berbiriana, solo Soler podrá presentar el libro, ya que Sánchez compagina su ruta con su otra publicación reciente, Nadie se conoce, una novela de suspense y terror ambientada en el siglo XIX.