Más de una decena de libros, una película y ahora un musical. Con cada nuevo proyecto, Roberto Santiago demuestra que el nexo entre misterio y deporte es una mina sin fondo aparente. El autor de Los Futbolísimos ha traducido a la partitura su saga literaria, que cautiva desde 2013 a millones de niños. El show aterrizará este sábado en el Palacio de la Ópera (17.00 horas), donde mostrará qué les ha ocurrido a Pakete y a su pandilla cuando se reencuentran a los 20.

¿Cuánto cambia la vida en diez años?

La vida para Los Futbolísimos ha cambiado bastante, como para todos. Pero esta idea no es mía, es de los lectores. Tuve la suerte de hacer muchos encuentros, en los que me preguntaban qué iba a pasar cuando se hicieran mayores.

¿Usted no se lo preguntaba?

Hasta que empecé con el musical, no me había planteado qué les iba a ocurrir en el futuro. De hecho, no quería saberlo.

¿Por qué?

Porque soy un autor de brújula. Sabemos hacia dónde vamos, pero no qué va a pasar. Por eso nunca me gusta saber demasiado del futuro. Pero ha sido un proceso muy divertido explorar cómo cambian los personajes.

De algún modo, Los Futbolísimos

No. En el musical, además, ocurre algo muy bonito, y es que los espectadores adultos conectan con su niño interior. Es algo que tenemos muchas veces abandonado y, sin embargo, yo creo que es muy saludable. A mí me pasa cuando escribo.

¿El que escribe entonces es el Roberto Santiago niño?

(Risas) Bueno, eso es una línea difícil. Evidentemente, el que escribe es el Roberto Santiago que tiene ya oficio, pero es cierto que cuando escribo mis novelas infantiles conecto todo el tiempo con el Roberto Santiago niño. Con cosas que me preocupaban, miedos infantiles...

¿Era miedoso?

Muchísimo. También muy observador, pero me daba miedo todo. La oscuridad, los matones del colegio... De eso se habla mucho en Los Futbolísimos, porque creo que, cuando escribes para niños, tienes la responsabilidad de que haya una serie de valores como la empatía, trabajar en equipo... Y todo eso sale de ahí, del niño que fui y del escritor que soy.

También es guionista y director. ¿Cómo se maneja entre tanto proyecto?

Es difícil. Me considero muy afortunado, pero sacrifico parte de mi vida personal. Lo que pasa es que para escribir buenas historias hay que vivir, así que intento dejarme mis espacios para viajar...

¿Y para ver algún partidito? ¿Los libros no le dan la excusa?

(Risas) ¡Imagínate! A mí me encanta el fútbol, si no, no habría escrito Los Futbolísimos. Yo creo que uno tiene que escribir siempre con el corazón. Además, de pequeño no existían historias de fútbol. De alguna manera, esto ha sido como escribir para el niño que fui.

Es irónico que alguien que se declara "malísimo" al fútbol escriba Los Futbolísimos

Sí, yo era defensa central, e igual de malo que Tomeo. Pero también muy cabezota, por eso jugué muchos años. Yo creo que para disfrutar del fútbol no necesariamente tiene que ser uno una superestrella...

Pero hoy es con lo que se relaciona. Y con otros valores cuestionables, como las apuestas

Sí. Pero hay que reclamar que el fútbol es otra cosa. Los fichajes millonarios indecentes, las apuestas ilegales, los amaños de partidos... Todo eso, no es el fútbol. Estos millonarios del deporte es algo que no me interesa, y creo que no son un buen ejemplo para los niños. En Los Futbolísimos se habla del fútbol base, que también tiene sus problemas. Yo voy mucho a ver jugar a mi sobrino, por ejemplo, y compruebo cómo ese exceso de competitividad nunca sale de los niños, sino de los adultos. El fútbol base es un deporte muy sano, pero por desgracia el mercado lo ha pervertido.

¿Usted tuvo algún pacto a la futbolísima

No, ya me habría gustado. Yo creo es algo aspiracional ese pacto secreto de la amistad. Lo que sí tenía era a mi pandilla.

La de su saga siempre tiene once años...

A los 11 años es el momento en el que ya estás casi dejando de ser niño para pasar a la preadolescencia. Y, como todos los momentos fronterizos de la vida, es una etapa apasionante, donde sigues siendo un niño para algunas cosas, pero en otras te exigen ya que te comportes como una persona mayor.

¿También es el momento de introducir la lectura?

La lectura, cuanto antes se introduzca mejor. Yo a los padres que me dicen que sus hijos no leen también les digo que tienen que hacer un poco de autocrítica. ¿Qué ejemplo dan en casa? Si los niños ven que los padres leen como algo habitual, eso es terreno ganado.

Hace años todo el mundo declaraba la muerte de la literatura infantil, y usted apostó por una saga de más de 10 libros...

Es verdad que Los Futbolísimos nació con la vocación de ser una colección. Y sí, la literatura infantil y juvenil ha pasado por muchos momentos, pero yo creo que, ahora mismo, está pasando uno especialmente bueno, en el que se demuestra que los niños leen más y yo creo que hasta mejor que los adultos. A mí eso me da mucha esperanza. La literatura infantil vive casi una edad de oro en España.