Marcial del Adalid nació en la ciudad de A Coruña y Carlos López García, en la de Betanzos; de manera que los dos son coruñeses. Para mayor coincidencia, uno y otro fallecieron en Oleiros. Eso sí: más de cien años separan sus nacimientos. Adalid es un compositor del siglo XIX y López García, del XX. Reunirlos en un concierto permite observar cómo tratan el cuarteto de arcos un compositor romántico y un creador contemporáneo. Las diferencias del lenguaje musical son evidentes; pero las obras merecen figurar en el acervo musical de Galicia. Y además dentro de un universo sonoro que no ha tenido demasiados cultores. La excepción es Carlos López García que tiene más de veinte cuartetos para arcos. Este, el número 11, lo dedicó a Javier Echevarría, con quien mantuvo una gran amistad, cimentada en el afecto y el respeto mutuos. Tal vez esta cordial relación amistosa haya propiciado una partitura más amable, más asequible al oyente que otras obras de este mismo autor cuya música suele ser difícil tanto para los intérpretes como para los oyentes. El Cuarteto Novecento realizó un trabajó soberbio en partitura de extrema dificultad. Lo mismo sucedió con el Cuarteto de Adalid, una obra muy bella que tuve el privilegio de analizar para un programa del Ciclo de Música Gallega que organizó la Fundación Barrié en el año 2000. Los cuatro instrumentistas realizaron una preciosa lectura en la que no faltaron hermosas melodías, pasajes elegantes, exposiciones refinadas. En suma: una versión muy equilibrada donde los planos sonoros estuvieron siempre en perfecta disposición permitiendo escuchar el interesante juego polifónico. El público manifestó un grande y merecido entusiasmo.