Cuando se asiste a un concierto y se encuentra uno con un programa tan inteligente y tan perfectamente estructurado, la satisfacción del crítico es enorme. No cabía esperar otra cosa de un músico tan valioso como Julián Pérez, que es además infatigable creador de agrupaciones camerísticas, vocales o instrumentales. O las dos cosas, como sucede con Concentus Cruniensis, que se halla integrado por tres cantantes (soprano, mezzo y barítono) y un grupo de instrumentos: flauta travesera, flauta de pico, viola da gamba, guitarra renacentista y percusión. Se añade una narradora (denominada rapsoda) que comenta el programa, lo cual resulta absolutamente superfluo, debido a que el propio director del Concentus escribió unas extensas y muy bien documentadas notas, puestas a disposición de los asistentes, que hacen inútil y poco deseable la intervención reiterada a lo largo del programa de la relatora que apenas aporta nada a las mencionadas notas. Otra cosa es que tenga que declamar algunos versos en ciertas canciones, pero se trata de momentos puntuales. Teniendo en cuenta que hubo actuaciones individualizadas, pero también otras con participación de todo el grupo, no parece razonable destacar a cada uno de los artistas intervinientes en el programa. Sin embargo, debido a su innegable protagonismo„y también a su buen hacer„ acaso sea de justicia hacer una mención especial a Uxía Delgado, que tuvo a su cargo la guitarra renacentista. En cuanto al grupo, sus momentos más sobresalientes fueron: Tres morillas (villancico anónimo), Al villano se las dan (también anónimo) y la Chacona, de Juan Arañés.